Montañas de Xián

En la Guerra. Victoria. En la Paz, Vigilancia. En la Muerte, Sacrificio.

Bueno, aquí vengo con algunos videos que he encontrado bastante más que interesantes... Empecemos por el principio... un poco difícil empezar por el final...

El primero es sobre el juego "Dante's Inferno", un PEDACHO de juego que ha de sacar EA y que está desarrollado por Visceral Games. El juego narra la historia de Dante, un cruzado que se cansa ya de tanta ostia contra los moros, y vuelve a casa, pero al llegar, se encuentra con que su esposa ha vendido su alma a Lucifer (Toma castaña), y para recuperarla tiene que atravesar los nueve círculos infernales con la "única" ayuda de una Cruz Bendita, un porrón de magias y la Guadaña que le quitó a la Muerte... Nada más. El juego es muy parecido a la tónica "God of War", así que ya sabéis a los que les gustan estos juegos... es una compra asegurada.



Sigamos... El segundo vídeo es sobre la "esperada" adaptación cinematográfica de "Prince of Persia". Hasta ahora solo se podían ver un par de imágenes o cosas así, pero ahora ya se puede ver el trailer. A primera vista parece una mezcla de los tres juegos más cosas nuevas como la "Posesión de Arena" que me acabo de inventar mirando una cosa del video, o curiosidades así. Puntos divertidos: La Daga del Tiempo es llamada en el trailer "The Daga" y se acriva con un botón en la empuñadura xD.



Bien, y siguiendo con las películas, esta es una que NADIE puede perderse... Legión. La película rolera por antonomasia (¿O era Antonomisia...? Lo que sea xD). ¿Que ocurre cuando Dios se ha cansado del mundo...? Pues que manda a una legión de ángeles a cargárselo... ¿Cómo impedirlo...? Siguiendo las órdenes del arcángel Miguel (Si es que somos la ostia los Migueles...). Eso si, hay que evitar acercarse a las viejas, a las nubes de ángeles y sobretodo a cualquier cosa que parezca tener colmillos... especialmente si va a por tí.



Y volvamos a los videojuegos...

Venecia... Florencia... Italia en el Renacimiento... Carnavales, bellas mujeres, inventores de la talla de Da Vinci... y Asesinos. Si amigos, estoy hablando de "Assassin's Creed II". Una vez más, los de Ubisoft han creado un juego tan grande que solo se le puede dar la palabra de "Increíble". Una fotografía, una banda sonora, una historia... Superior jugabilidad que la primera entrega, pero igual de apasionante que ella. La historia te mete en la piel de Ezio, un joven Asesino que debe recuperar el honor de su familia asesinada por los Templarios. Para eso tendrá la ayuda de ladrones, mercenarios, cortesanas... incluso la ayuda del futuro (¿O es el pasado...?). Sin embargo, la relación histórica de este juego es impresionante.



Y bueno... hasta aquí los vídeos de hoy. Cuidáos mucho y engordad un poco comiendo estas navidades.


Nulla è reale, tutto è lecito.

Nombre real: Tobías Sanchez.
Nombre metahumano: White Bird.
Juego de rol: Superhéroes Inc.
Posición social: Clase media. Actualmente trabaja como escritor.
Familia: Padre y madre vivos. Su única hermana, de una edad similar a él, vive con ellos.
Profesión: Superhéroe. ¿Te parece poco...? Vale, también es escritor y fue líder de una secta religiosa... varias veces.
Edad: 23 años.
Poderes iniciales: Telequinesis y Volar.
Datos de interés: Le tiene un odio mortal a las palomas, pues le recuerdan su mutación.

Historia:
Su infancia fue dura. Sus padres no tenían una gran solvencia financiera, y por ello las llegaron a pasar muy canutas. Por aquella época aprendió a crearse una personalidad más bien racional. Nunca hacía algo que se le escapaba de las manos, o gastaba dinero que no podía usar. En el colegio, igualmente, no hubo muchos problemas, pues todos los niños de allí estaban más o menos en la misma situación.

Cuando empezó el instituto, sin embargo, empezaron los cambios. Al principio solo se movían los lápices sin moverlos, después las sillas... hasta que un día levantó en el aire sin tocarlo el coche de su padre. Decidió no decírselo a nadie... pero ese fue solo el primero de sus problemas. Un día, duchándose, notó que en la espalda le caía agua en una extremidad que no debería estar ahí... Su hermana entró para ayudarlo, y cuan sorpresa fue la que tuvieron cuando descubrieron que le estaban saliendo alas al muchacho. ¡Alas! ¡Cual ángel!

A partir de entonces, llevó una vida de precauciones. Las alas todavía no se habían desarrollado completamente, por lo tanto eran ocultables bajo camisetas... Pero a medida que el muchacho iba creciendo, también lo hacían sus alas, hasta llegar a una envergadura bastante más que considerable, lo cual empezó a usar gabardinas para ocultarlas.

Años después, al terminar el instituto, empezó a pensar... ¿Era necesario ser un marginado, un pobre desgraciado, teniendo tales dones? Era cierto que sus alas eran poderosas, pues le hacían volar perfectamente, y su telequinesis, aunque no era para muchos objetos, si era bastante fuerte como para levantar más de una tonelada, y lo había llegado a comprobar. Un día, envuelto en una toalla negra por la cabeza, su hermana le dio la idea. "Pareces un ángel, así tan guapo y con las alas blancas...". Si, siempre habían de aquellos.

Estudió la teología en general, tanto la cristiana como la greco-romana, y pasando por la azteca y la nórdica, hasta encontrar lo que buscaba. Se puso en contacto con un sastre, y le pidió que le hiciera un traje parecido a las sotanas de los curas, pero con capucha y preparado para sus alas. También compró en una tienda de antigüedades una espada, la cual la afiló y la preparó para que fuera funcional. Un día, vistiendo esa toga, dejó en su casa una nota diciendo que se iba de viaje solo. Salió volando, únicamente ataviado con esa toga y esa espada.

Se dirigió a un pueblo, no muy grande y donde aún la iglesia católica tenía suficiente influencia. Esperó con una sonrisa en los labios y repasando el plan una y otra vez. Cuando la misa del domingo empezó, él entró en escena por una de las ventanas. Todos se le quedaron mirando con una mirada entre el terror y la admiración. Hasta que Tobías empezó a hablar. "Soy Sachiel, Arcángel de la Guerra, servidor del único y verdadero Dios."... Ni que decir tiene que, ante la vista de un hombre con alas, una espada y una presencia fuerte, todos le creyeron... Gracias a su tapadera como "Sachiel", Tobías "recaudó fondos" para la supuesta "guerra santa" que debía librar junto al resto de arcángeles. A cambio, él les prometía lo típico, un sitio en el paraíso, grandiosas recompensas en la otra vida junto al Creador... Les explicó, para que no sospecharan mucho, historias inventadas por él mismo sobre las "supuestas" guerras entre el cielo y el infierno... curiosas anécdotas de otros argángeles y algún que otro "rollito" con algunas fieles. Cuando tuvo el dinero suficiente, acabó por irse de aquel pueblo y dirgirse a otro... Aquella era la gallina de los huevos de oro.

Cuando terminó de "recaudar" el dinero del tercer pueblo, él ya empezaba a pillarle el truco... Sin embargo, las cosas buenas no duran mucho. Empezó a perseguirle la policía, ya que estaba haciendo cuantiosas sumas de dinero a costa de grandes estafas. En el cuarto pueblo ya encontró algún policía, así que decidió esconderse. Con el dinero recaudado compró un ático en pleno centro de su ciudad, lo amuebló completamente y le mandó dinero a sus padres diciendoles que eran ganancias de sus "trabajos como escritor". Ahora mismo, tiene dinero suficiente como para vivir bien durante algunos años y, mientras tanto, edita libros basados en la teología que una vez estudió y creando historias de fantasías para ganar dinero "legalmente"... hasta que se calmen las cosas y vuelva a las andadas.



Nulla è reale, tutto è lecito.

Porque si, porque hay mucho que aprender de los animales... sobretodo cuando están en fotos.










Porque todos sabemos que beber di
rectamente del río está mal... Aunque estemos bañándonos en él.










Ni los humanos beben tan separados de la fuente... Algunos deberían aprender o.ó

















No saben "ná" los gatos... Esto no hace falta que lo aprendáis xD.












¿Para que usar un simple grifo o un bebedero pudiendo escalar a la mampara de la ducha y beber de la alcachofa directamente?











Seamos civilizados...












¡Eh! ¡¿Que te dije?!














¿Ves? No cuesta tanto, alma de cántaro...



Hay que ver lo que aprenderíamos si en vez de como humanos nos comportáramos como animales...


Nulla è reale, tutto è lecito.

Últimamente la gente me dice que no tengo espíritu navideño, que en estas fechas tan señaladas estoy demasiado pesimista y que tendría que alegrarme, pues el año acaba y hay que ser alegres.

Alegres... Y una poya.

¿Por qué estar alegres? ¿Porque hace frío? ¿Porque gastamos tres veces más que el resto del año? La Navidad perdió todo su interés hace mucho, porque ya ni reunirse en familia da gusto.

Miro atrás y veo un año de mierda, porque eso ha sido, un año DE MIERDA, ya que en estas putas fechas señaladas ya la cosa ha cambiado mucho. Yo antes deseaba unas buenas fiestas, deseaba que la cosa fuera bien. Ahora solo deseo dos cosas, que yo termine vivo el año que viene y que otras personas las terminen muertas.

Si, os estoy hablando a vosotros, los hipócritas, los idiotas, los imbéciles, las putas, los gilipollas y los que no tienen nada en la cabeza salvo el egoísmo y el miedo, que solo sabéis hacer daño a todos porque no sabéis lo que queréis ni lo que no queréis. A todos vosotros os deseo la peor de las suertes, que os dejen la pareja si la tenéis, que os despidan del trabajo si lo tenéis, que os suspendan si estudiais, que os dejen de lado los amigos si los tenéis, cosa que dudo más que cualquier otra cosa.

A todos los que no entráis en esa definición, llamémosla "Aborto físico y mental de la naturaleza", SÍ os deseo una feliz navidad, porque no todo puede ser negro azabache, también puede haber blanco nieve. Aquellos de la nación ninja del eclipse, el reino del rey Nieve, los guerreros de la montaña del Dragón, tanto los oficiales como los no oficiales, los locos que me siguen allá donde vaya, los que me echan un cable cuando lo necesito... A todos vosotros que no estáis en la categoría anteriormente mencionada, os deseo toda la felicidad del mundo, todo el sexo que podáis tener y todo el amor de quienes estén a vuestro lado.

Mi propósito para este año es correrme la juerga padre, emborracharme cuando me salga de los cojones, jugar a rol todas las horas que quiera o que soporte, viciarme a la consola todo lo que esta pueda, dormir hasta las 2 de la tarde cada día, viajar a donde me salga de los huevos y gastarme el dinero en algo importante y no en una gilipollez. Pero sobretodo, tengo el propósito de sobrevivir. Con más o menos oscuridad en mi interior, pero pienso sobrevivir, ya que no pienso dejarme vencer por "Abortos fisicos y mentales de la naturaleza", sean quienes sean.

Ahora vendrían los regalos que me gustaría hacer:

A Cinthya le regalaría un viaje de ensueño.
A Mauricio, una Tensa Zangetsu, pero como parte de nuestro trato xDDD.
A Anaeli (Tranquila que no pongo tu nombre completo xD) le regalaría un uniforme de colegiala para su novio xD.
A Jose Edmundo, un pelucho de Gami a escala 1/1.
A Pedrou le regalaría una edición especial del libro de Aquelarre y un vale de viajes de teletransporte para que viniera a jugar conmigo con el grupo de Dragon Hill.
A Javi le regalaría una poya liada en un trapo.
A Victor le regalaría las respuestas para sus exámenes.
A Maximilia (No te quejes que tienes un nombre precioso, tontaca) una entrada para todos los conciertos de Heavy Metal de Barcelona.
Al Dani le regalaría una figura escala 1/1 de Pau Gasol, porque sí.
Al Poppy le regalaría la colección entera de figuras del WoW, y si descubro al fin qué es, también le regalaría un zorropoto xDDDD.
Al Robert le regalaría la expansión del Pozo de las Tinieblas del Decent =P.
A la Maia le regalaría una Abeja Maia enorme con panderetas xDDD.
Al Alberto, un perro lobo para que pueda realizar su fantasía erótica xDDDD.
Al Kurro y al Joi, una botella de Tequila para cada uno, pero traídas directamente desde México xD.
Al Juan, una morena, y al Mono, una rubia, así se la pueden cambiar cuando se aburran xDDD.

A los que no he nombrado por simple olvido en mi cabeza, un abrazo. A los que no nombro por razones OVBIAS, simplemente lo que os deseé antes, todo el sufrimiento del mundo.

Pues eso, todo está dicho. ¿Queríais espíritu navideño? Tomad espíritu, y la navidad os la coméis con patatas o polvorones, que están más buenos.


Nulla è reale, tutto è lecito.

Todos los programas de las cadenas que salían en el televisor de Mauricio eran francamente vomitivos… En el canal “Telequinqui“ el programa “Cárgame” hablaban de las obscenidades homosexuales públicas que hacía el presentador impunemente, y en el canal “La Pera 3” se hablaba únicamente de que la mujer que participaba en “Cárgame”, la que decía tener un hijo con un importante torero, era en realidad un hombre llamado Manolo.

Mauricio vació la duodécima lata de cerveza y se levantó, apagando la televisión. Fue hacia la ventana de su cocina y miró por ella durante unos instantes el ardiente paisaje de la meseta que le había visto nacer. Le gustaba su imagen desnuda, enorme, desde que de niño salía a buscar frutillas silvestres. Pero por desgracia… odiaba a las cigarras… y precisamente hoy estaban realmente pesadas.

Abrió la puerta de la caravana en la que vivía desde que, el año pasado, su casa ardiera hasta los cimientos, con su colección completa de cómics, su mujer y sus dos hijas. Incluso después de un año de vida solitaria, aún no sabía que añoraba más… ¡Echaba tanto de menos aquel especial de World War Hulk…!

Se metió en su pequeño Seat Ibiza, apenas capaz de tirar de la caravana, y se dirigió hacia las montañas. Pasó ante las últimas casas del pueblo y se divirtió contando los niños que por allí jugaban. Terminó de contar cuando se le acabaron los dedos. Nunca había sido muy bueno para esto de los números, y mucho menos después de ser hospitalizado. El humo del incendio quizá había reducido un poco sus facultades mentales, pero no le importaba, prefería ver en su supervivencia un milagro, un desliz de la Pálida Dama con su guadaña al servicio de Dios. Sonrió pensando en ello.

Se había levantado viento de Levante, y el cochecito temblaba al pasar por los puertos. Decidió aparcar en un punto que, según el viejo mapa turístico que llevaba, era un mirador de primer orden. Sin molestarse en cerrar con llave, sacó del maletero las dos latas de gasolina. Luego se dirigió con paso tranquilo hacia el pinar, rodeando el pueblo por la derecha.

Empezó a vaciar la primera lata calculando el viento, para que su mensaje llegara claramente sin problemas al pueblo. Unos centenares de metros más allá, hizo lo mismo con la segunda lata. Volvió rápidamente a su coche, y montó sin perder tiempo. Miró durante unos segundos el pinar, fijamente, exactamente donde había vaciado la primera lata… Una chispa estalló de pronto, prendiendo en la gasolina. Mauricio sonrió, puso en marcha su coche y se dirigió al pueblo antes de que la catástrofe se descubriera.



Estaba ya cómodamente instalado en su caravana, sorbiendo una bebida bien fría cuando empezó a sonar el teléfono. Dejó la bebida con una sonrisa, sabiendo quien era y de qué se trataba. Solamente lo llamaban para eso.

El alcalde fue muy formal: el pinar había ardido y las primeras casas del pueblo estaban amenazadas. Ya había algunas víctimas, campesinos sorprendidos por el fuego en plena siesta.

Mauricio colgó el teléfono, abrió el armario y sacó su uniforme. Nada como un pequeño incendio forestal para animar un domingo por la tarde… sobre todo siendo bombero voluntario…


Si, señoras y señores... cada vez queda menos tiempo para que la esperada reedición de Aquelarre aparezca... ¿Cómo, que no sabes de qué hablo? Entonces... vamos a dar una vuelta por la biblioteca.

Aquelarre, El juego de rol demoníaco-medieva, es el juego de rol español ambientado en la España de la edad media, a mediados del siglo XIV, donde la magia era algo palpable entre el populacho y los propios aquelarres eran algo normal. ¿Cómo, que no sabes qué es un aquelarre? ¿Nunca has intentado invocar al demonio? Pues ahí tienes un Aquelarre.

El juego se basa en un sistema porcentual, es decir, a 1D100 (1D100 = Tiras dos dados de diez caras, uno simboliza las unidades, el otro, las decenas) en el cual tus jugadores irán de aventuras por España (O quién sabe... También pueden ir fuera...) visitando las más variopintas costumbres de nuestras tierras, como las Encantades, las Hadas, el Lobo de Santiago, la Santa Comparsa... que diga, Compaña. Todo eso dentro de un juego de rol prácticamente perfecto.

¿Perfecto? No, amigos, si fuera perfecto, no tendría una reedición. Y en esta reedición han cambiado muchas cosas, como, la más notoria... los dibujos y artes del libro.

Nueva portada del libro.

En fin, el caso es que ahora se dará mucho más a notar que es un juego de rol medieval, contando que la nueva edición más que un libro parecerá un códice medieval. También las partes fuera de la época medieval, como Villa y Corte, se verán fuera para estar en sus propios suplementos.

Pero los cambios no vendrán solo con el apartado visual, porque en la creación de personaje nos darán cuarenta y cuatro profesiones. Si, lo habéis leído bien, CUARENTA Y CUATRO, todas con sus habilidades y competencias. La magia se dividirá en tres: Blanca, Roja y Negra; y las escuelas serán cuatro: Brujería, magia árabe, cábala (Magia judía) y alquimismo.

También habrá muchísimos extras en las armas y armaduras, pero lo más importante son dos cosas (Al menos, para mí). La primera es que ahora los personajes tendrán algo llamado "Templanza". ¿Qué es la templanza? ¿Quién ha jugado La Llamada de Cthulhú y no ha perdido puntos de cordura? Pues exacto, será como la cordura de Tulu, la facultad de no asustarte ante seres extraños o masacres sangrientas... porque admitámoslo, a ti te aparece un bicho de cuatro metros de altura y tu dices "Ah, si, como cada día después de salir del bar" y te pones a luchar con él. ¡NO! Te cagas en las calzas, amigo.

La segunda parte es que, a parte de los rasgos de caracter, también habrá ventajas y desventajas para el personaje... mucha más chicha para él. =D~~.

En fin, a todos aquellos que quieran jugar a un juego de rol... espérate a comprar la nueva edición de Aquelarre. Será la rejostia.


Nulla è reale, tutto è lecito.

Viernes 27 de Noviembre, sala Razzmataz 2 de Barcelona.

Ahí estuve yo, con mi ropa negra, mi sudadera de Metallica (Porque la de Sonata no la encontré por ningún sitio) y preparado para horas de Heavy Metal.

Fue un conciertazo, aun cuando a todos les pareciera corto.

Entre las canciones que tocaron están "Don't Say a Word", "The Cage", "Replica" y "Full Moon", sin contar otras muchas que ahora mismo no tengo en la cabeza.

Pero al menos, vamos a dar a conocer un poco a este grupo.

Sonata Arctica es un grupo de Power Metal Progresivo (Según nuestra amiga Wikipedia) proveniente de Finlandia, pero como algunos como yo y como mi gran amigo Pedrou decimos... Da igual si es Power Metal o lo que sea, entra en el término Heavy Metal. Sus integrantes son cinco:

Tony Kakko (Voces y Teclado)
Tommy Portimo (Batería)
Marko Paasikoski (Bajo y Segundas voces)
Henrik Klingenberg (Teclados y Voces guturales)
Elias Viljanen (Guitarra)

Llevan dando guerra diez años, desde que sacaron su album "Eclíptica", con canciones como "8th Commandment", "Kingdom for a Heart" o las siempre aclamadas "Replica" y "FullMoon", pero siempre poniendo ese punto suyo en el cual da a entender algunas historias dentro de las canciones (Sin ir más lejos, FullMoon habla de la historia de un licántropo recién transformado y de su amada). Canciones buenas de sus discos tienen muchas, sin embargo las que a mi más me gustan son, a parte de las ya dichas, "Mary-Lou", "Black Sheep", "San Sebastian", "Wolf & Raven", "Respect The Wilderness" (Disco Silence), "Victoria's Secret", "Broken" (Disco Winterheart's Guild), "Misplaced", "Ain't Your Fairytale", "Reckoning Day, Reckoning Night", "My Selene", "Wildfire", "White Pearl, Black Oceans" (Disco Reckoning Night), "Caleb", "The Vice" y "The Harvest" (Disco Unia). Esas son mis canciones favoritas de Sonata Arctica, aunque el resto también me gustan mucho.

Si he de ser sincero, no recuerdo cuanto duró el concierto, solo recuerdo el griterío, la camadería de un concierto de Heavy Metal, las luces, la música... En resumen, recuerdo el concierto. Cuando llegué a casa tuve que tomarme algo para la garganta del dolor que tenía de tanto gritar. Tenía un nivel de adrenalina tan elevado que iba aceleradísimo, y llegué a mi casa bastante tarde... Pero eso es lo normal en un concierto. ¿No? xD

En fin... A todos aquellos que quieran escuchar un poco la música de Sonata Arctica, aquí os dejo algunas canciones para que podáis escucharlas.







Espero que os gusten.


Nulla è reale, tutto è lecito.

Exactamente... Vamos a cambiar un poco el diseño del blog, así quedará mejor.

Esta vez he decidido darle un toque aún más oscuro (¿Por qué será...?) pero también he querido dar una imagen de algo que me está ayudando mucho.

Los eclipses son muy bonitos. ¿No creéis?

En fin, vamos con los cambios. A partir de ahora no saldrá el botón de agregar comentarios al final del post, si no al principio, junto a la fecha y todos los datos del post colocados. Se han cambiado algunos de los Países Vecinos pues algunas alianzas las han roto con las Montañas de Xián, así que los he quitado. Se ha añadido a los Países Vecinos el reino del gran Nieve (Sakuña! >O<) y se han cambiado las canciones que suenan en el Auditorio. También tenemos una pequeña frase hecha por los sabios que cada cierto tiempo iré cambiando.

No os quedéis ahí y decid algo en el blog, malditos...

Pronto empezaré a poner fichas de personajes de rol, pues he empezado a hacer personajes en muchos juegos y va a ser divertido (Al menos para mí xD).

De paso, os dejo un video sobre ese PEDAZO DE JUEGO que es Assassin's Creed II. Los que lo estén jugando y no quieran ver Spoilers sobre el Sujeto 16, no lo miréis. El resto, espero que más o menos lo entienda xD.



Bien, esto es todo por hoy.

Nulla è reale, tutto è lecito.

En memoria de un Dragón que luchó hasta el final... Se te echa de menos...
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En aquel lugar, todo era verde. El suelo tenía una fondosa hierba que llegaba a los tobillos, y el cielo lo cubrían los árboles. La casita estaba justo al lado del camino, y allí solo vivía la mujer del guardabosques.

Hacía años, la guerra había empezado. Xián era un país próspero, con un buen rey, buenos consejeros y grandes guerreros. Tenía alianzas por todas partes. Sin embargo, una de esas alianzas acabó rompiéndose. Aquel país se unió a otro más lejano y atacaron Xián... incluso intentaron acabar con el Señor de Plata a traición.

Por esas razones, el guardabosques tuvo que ir a sumarse a las filas del ejército de Xián. Lo hizo orgulloso, pues quería a su país, a su bosque, a su esposa... aunque no en ese orden de preferencias, por supuesto.

Él se marchó, y ella se quedó sola. Cada día, pasaba alguien por el camino, y ella les ofrecía descanso en su casa, comida y agua, pero los viajeros no tardaban mucho en marcharse, sin dar noticias de la guerra ni de su marido.

Un día, llegó hasta la casa una mujer. Sus cabellos eran largos y rojos, y su armadura ligera y verde con el símbolo de la casa real de Xián. Era conocida por todo el país.

-Mi señora. ¿En qué puedo ayudaros? -Le dijo ella solícita.
-Tranquila... he venido por otros asuntos. -Le contestó. -Pero sí podrías darme un poco de agua, por favor.

La mujer se apresuró al interior de la cabaña. Nunca la había visto, pero era como la describían los demás. Alta, hermosa y con una sonrisa pícara constante en sus labios. Regresó con el agua y ambas se sentaron en el banco al lado del camino.

-¿Cuánto hace que estáis aquí, señora? -Preguntó la pelirroja sorbiendo de su vaso.
-Hace tanto que ya no lo recuerdo... -Le contestó. -Años atrás, antes de que empezara la guerra, vivía con mi esposo. Era guardabosques.
-Lo se.

La escueta respuesta de ella extrañó a la mujer.

-¿Conoció a mi esposo?
-No, no lo conocí... al menos, no todavía.
-¿Queréis decir que pronto volverá? -Ilusionada, se acercó un poco más a la dama. -¿Que la guerra acabará pronto?
-A la primera pregunta... si, pronto volverá, es su destino... -Bajando la cabeza, evitó mirarla. -Sin embargo, no acabará pronto la guerra... puede que dure otros tantos meses... puede que incluso años...
-Ganaremos la guerra. -Dijo con firmeza ella. -Xián tiene grandes guerreros, y os tenemos a vos, al General Dragón y al Señor de Plata. Y siempre podemos pedir ayuda a nuestros aliados.
-La nación ninja... El Rey Nieve... Los guerreros de la montaña del dragón... -La dama sonrió. -Si... tenemos aliados... y seguro que arriesgarían mucho para ayudar al Señor de Plata...
-Igual que vos, mi señora.
-Si... igual que yo... sin embaro mi camino se separa de su Majestad.

La mujer la miró extrañada.

-¿Qué queréis decir?
-¡Mi amada!

La mujer dejó de ver a la dama y vió a lo lejos a su esposo. Con lágrimas en los ojos, fue corriendo hasta él y lo abrazó. La dama solo se quedó sentada.

-Tanto tiempo... -Dijo ella mientras lloraba.
-Pero al fin estaremos juntos... -Contestó él.
-Eso es cierto... pero todavía falta un tiempo para que estéis completamente juntos. -La dama, con actitud pensativa, se acercó a ellos.

El hombre, con los ojos muy abiertos, la miró de arriba abajo.

-Vos sois la dama de plata... ¿Qué hacéis aquí?
-Está de viaje, amor. -Dijo ella con una sonrisa.
-¿De viaje...? -El hombre miró a su esposa y luego a la dama. -Pero eso es imposible... yo os vi morir...

La mujer miró a la dama, la cual sonreía con tristeza.

-Así es... me viste morir... pero tu no recuerdas tu propia muerte...
-¿Mi propia...?
-Este es el Bosque del Anochecer... -Dijo la Dama de Plata abriendo los brazos. -Y vosotros érais los guardianes del bosque. Por este camino pasan las almas que van desde el mundo de los vivos al mundo de los muertos.
-Pero... eso no puede ser... -La señora estaba asustada, mirando a los profundos ojos de la dama. -Yo tengo memorias, recuerdos de este sitio...
-Es cierto... pero cuando tu marido se marchó, tu te enfermaste... Y unas fiebres muy fuertes se llevaron tu vida... ¿Recuerdas algún día que el sol se puso? ¿O haber comido algo desde que se fue tu marido?

La mujer se asustó más, pues no recordaba ni un solo bocado, ni un solo momento de oscuridad.

-Sin embargo, cada cierto tiempo, el guardián del bosque es reemplazado... -Dijo la Dama con una sonrisa. -Para que los anteriores guardianes puedan descansar...
-Eso quiere decir... -El hombre se tocó el pecho asustado, sin notar su propio latido. -Que yo también estoy...
-Si... una flecha atravesó tu estómago por la espalda al proteger a una niña.

El hombre se tocó la espalda... Ahí estaba el asta de flecha clavada en él... Pero no le dolía.

-¿Y vos, Dama de Plata? -Preguntó ella, empezando a tranquilizarse. -¿Qué os ocurrió a vos...?
-Una quimera embistió el carruaje en el que viajábamos un amigo y yo... -Con pesar en la voz, se tocó el brazo. -Morí un tiempo después...
-Yo fui quien os cuidó ese tiempo... -Dijo el hombre sorprendido. -De eso me acuerdo...
-Si... Pero ahora ya se acabó. -La Dama de Plata se acercó a ellos y les dio un suave empujón. -Os toca caminar por el Bosque del Anochecer... Os toca descansar.

La pareja, ayudada por la Dama de Plata, empezó a caminar. Poco a poco, los recuerdos volvieron a su mente. Las fiebres... las flechas...

-¿Qué será de vos, Dama de Plata? -Preguntó la mujer antes de irse.
-Soy la nueva guardiana del bosque... -La Dama, con una sonrisa triste, se despidió. -Que seáis felices los dos.

Ambos se agarraron de la mano y emprendieron el viaje, mientras que la Dama de Plata entraba en la cabaña. Se quitó la armadura y tomó un largo vestido negro, y cuando estuvo vestida, salió al camino y se sentó a esperar.

A esperar... pues algún día él también pasaría por el camino... Y ese día, la Dama y el Señor de Plata avanzarán por el Bosque del Anochecer, dejando el mundo de los vivos... y descansando al fin de traiciones, dolores y desilusiones.

Sara era pelirroja y exuberante, como en las películas. No era por casualidad. Sabía cuales eran las fantasías de los hombres y se había moldeado (con silicona, tinte, maquillaje, ropas) en consecuencia. El dinero, al fin y al cabo, no era problema para ella.

Sara era una diablesa y que el cuerpo en el que se encarnó tuviera nombre bíblico le hacía sonreír. No le tenía miedo a nada ni a nadie, mucho menos a los ángeles. Sabía algunos trucos que la protegían contra los ataques directos. Las espadas de los ángeles al servicio de las cazas de demonios no cortarían su vida. En cuanto a los otros, los intelectuales, los “quiero y no puedo”, como decía el demonio al que servía, solo merecían su desprecio. Ella sí que era intelectual. Una intelectual sin ninguna moral castradora, más fuerte, más inteligente, más perversa. No, nadie la podría matar. Nadie.

Y llevaba siendo así desde hace 30 años, e incluso pensaba que podía desafiar a Dios.

Un día, Sara contrató a un nuevo secretario. Para su productora solamente contrataba humanos, pues los demonios solían ser demasiado… irresponsables, en el mejor de los casos. Su método de selección era muy especial, a la vez que simple: Solo le interesaban hombres inteligentes y eficaces, pero lo menos carismáticos e independientes posible. Tipos grises que solo tienen su trabajo, y que en casa solo leen un libro o ven un poco la tele. Todo para que pudieran venerarla a ella con auténtica pasión.

Su nuevo administrativo era un auténtico pardillo. Joven, algo guapo, con gafas y barba. Parecía siempre entre fascinado y aterrorizado por Sara, trabajaba hasta la medianoche sin cobrar horas extras, se anticipaba siempre a sus menores deseos y se sonrojaba hasta las orejas por cualquier cumplido que ella le dirigía.

Al principio, Sara no le prestó más atención de la que le prestaba a las hormigas. Sin embargo, con el tiempo, día a día, se dio cuenta de que el hombre era bueno en su trabajo. Muy bueno. Sus mismos colegas estaban encantados y admirados, los problemas diarios parecían temerle. Solo apareciendo y echando unas palabras parecía capaz de solucionar cualquier conflicto. Su voz era dulce, persuasiva… sexy.

Empezó a tratarlo más a fondo. Le divertía ver como su mano temblaba cada vez que le traía una taza de café, se acostumbró a desabrocharse uno o dos botones de su camisa cuando tenía que consultar algunos documentos de oficina con él. Se las arregló para crear sesiones de trabajo fuera de horas, en las que estaban los dos solos, solamente por el placer de verle ese sudor frío por su frente cada vez que sus ojos se encontraban.

¿Qué intenciones tenía respecto a Miguel? (Otro nombre bíblico, y este más fuerte… más risas para ella) Por supuesto, no era amor. Más bien era manipulación, el morboso placer de hacerle sufrir, hacerlo bailar como una simple marioneta. Al fin y al cabo… ¿No es ese el trabajo de los demonios, el corromper almas? Ese humano, con su cara de inocente y su sonrisa trémula, iba a ser corrompido… Por ella.

Nada personal, pues… Al menos al principio. Sara se dejó invitar a un restaurante. Le escuchó hablar sobre literatura medieval y fantástica (Siempre sin saber realmente lo que eso implicaba). Le recitó un extracto de un libro antiguo, versos tiernos y, a la vez, ardientes, mientras la música les envolvía. Empezó a ver a Miguel con otros ojos… ¿Qué se escondía detrás de esos grandes ojos oscuros?

Fue gracias a sus historias y escritos que ella accedió a ir a su casa. Un apartamento como había imaginado, con el típico desorden de soltero y libros por todas partes. Él quería mostrarle un viejo libro de poemas de amor. Sara se dejó caer en el desgastado sofá mientras él empezaba a leerle en voz alta las poesías, mejor que nunca, y Sara cerró los ojos bajo la música de su voz. Notó vagamente que él se acercaba, más varonil, más enérgico. Notó cómo le tomaba de la mano. Todo iba bien, muy bien. Con pasión, sus labios encontraron su rostro, su cuello…

No notó el aleteo. No notó la punzada.

La blanca espada se hundió con un movimiento seco y preciso. El cuerpo sin vida de Sara cayó en el sofá, desapareciendo como si fuera polvo, bajo el cuerpo inerte de Miguel. Detrás de ellos, otro Miguel, de ojos celestes y largos cabellos, dejó a un lado el arma, se apartó los cabellos, volvió a mirar al muchacho.

Había requerido tiempo. Pero lo había conseguido… sin embargo, no tenía esa satisfacción de haber obrado bien… Había tenido que sacrificar a un valioso aliado para ello… En esos momentos era cuando Miguel, “El que es como Dios”, se preguntaba si el fin justificaba los medios…

Recogió delicadamente el caído volumen de poesía y se limpió con una mirada triste la sangre que había caído en sus blancas alas.

¿Cuál podría ser el sueño dorado de un vampiro?


Quizá un pueblecito de los Cárpatos, una noche de luna llena, a kilómetros de cualquier ciudad o puesto de policía. Un puñado de casitas aisladas, con las calles sin alumbrado público y con una fea iglesia en el centro (Que habría que evitar cuidadosamente…)


Y Pedro, miembro de un antiguo clan de vampiros, acababa de descubrirlo. Por pura casualidad, mientras recorría con su Mercedes las carreteras secundarias de Rumanía. Nunca hubiera creído posible que existiera todavía un pueblecito así. No después del comunismo y esas cosas…


Se deslizó por las calles oscuras, feliz de sentir de nuevo sensaciones de otros tiempos. Pedro había cazado en París y en Nueva York, donde las mujeres son fáciles de atrapar, pero sin una pizca de esa sensación placentera que da la caza. El juego consistía en provocar miedo, en sentir, como sentían sus antepasados míticos, el terror de poblaciones enteras cuando caía la noche. Allí, en un escenario casi cinematográfico, Pedro se sintió como el mítico Drácula de las películas. Oyó pasos que se acercaban, y se escondió rápidamente entre las sombras de un muro. Solo le faltaba una chica rubia y de buenas proporciones para que todo fuera perfecto.


Cuando ella llegó, el vampiro sintió ganas de gritar, de aullar a la luna como esos despreciables lupinos, y darle gracias a Ese de ahí arriba, al barbas, por una vez desde que fue Abrazado. Era perfecta. Rubia, con los cabellos largos y sueltos brillando bajo la luna, vestida con una blusa y falda blancas que el viento pegaba en su cuerpo… Se deslizó tras ella como una sombra. Entonces una intuición, un mal presagio alertaron a la muchacha, que apretó el paso, con sus altos tacones haciendo un sonido regular y seco sobre la acera. Él también apretó el paso, para no perderla de vista, para aumentar poco a poco su deliciosa sensación de miedo y terror. La muchacha se metió en una calle particularmente oscura. Era el momento perfecto. El vampiro se transformó en humo, se deslizó alrededor de la chica, recuperó su forma humana con sus brazos abrazándola por la cintura, sus caninos brillaron bajo la luna… La muchacha se debatió aterrorizada, lanzando un estruendo grito. Él acercó sus dientes al cuello de ella…


Clic.


El vampiro se paró en seco.


¿Cómo que clic?


Se detuvo, desconfiado y atento. Ante su sorpresa, la chica también se inmovilizó, y esperó a que él volviera de nuevo la cabeza hacia ella para volver a gritar. Era extraño. Se dio cuenta de pronto que ella no intentaba huir y la miró con más atención. No parecía asustada. De hecho… no parecía nada


Volvió la cabeza. Ella interrumpió sus gritos.


Posó la mirada en su rostro… la chica volvió a aullar, nota por nota, entonación por entonación, el primer grito que había lanzado antes.


La soltó. Ella dejó de gritar y quedó ante él, sin hacer nada, los brazos caídos, sin expresión en su mirada. Esto lo enfureció. Este juego ya no era divertido. De un único golpe, le arrancó la cabeza.


… que hizo poc y cayó al suelo.


¿Cómo que poc?


Los cables que salían de su cuerpo chisporroteaban alegremente. El cuerpo decapitado seguía ahí, de pie, con la luna iluminando su interior de plástico y metal.


Oh mierdamierdamierdamierda…


El vampiro retrocedió lentamente, presa de un terror supersticioso. Su Mercedes estaba donde lo había dejado, en la entrada del pueblo. Empezó a rehacer el camino…


Clic.


Pedro empezó a correr, sin mirar atrás. Apenas fue consciente de que la iglesia había desaparecido…


Por un instante creyó que iba a volverse loco. Los edificios estaban desapareciendo en la nada, siendo reemplazados por pedazos de oscuridad. Pedro nunca se había preocupado mucho de la tecnología punta, así que no estaba precisamente familiarizado con los robots… ni con los hologramas.


Clic.


Otro grupo de edificios se esfumó.


El miedo empezó a formarse como escalofrío helado por su columna. Empezó a correr ciegamente, como un loco. ¿Qué importaba un grupo de edificios? Ni quería ni podía pensar. Solo sabía que dentro de quince, veinte metros saldría del jodido pueblo…


El suelo empezó a temblar bajo sus pies…


Gritó, queriendo llorar, presa de la histeria. A su alrededor, los edificios restantes se esfumaron, mostrando a varias personas con armas automáticas en las manos.


Y ante su aterrorizada mirada… Empezaron a disparar.

¿Te creerías que todo empezó cuando Armando Feister era un niño? ¡Y un niño con bastantes problemas con las matemáticas, además! Y eso es bastante extraño, si tenemos en cuenta que luego llegaría a ser el economista y gerente de la empresa en la que ahora trabaja…


Como te decía… el pequeño Armando tenía una clara dificultad para aprender las dichosas matemáticas. Criado en un ambiente donde el fracaso escolar era una desgracia o, como poco, no entendido, esa asignatura se había convertido en su peor pesadilla. Hubiera hecho cualquier cosa para asimilar el complejo funcionamiento de los números. Cualquier cosa… Incluso vender su alma.


Encontró el viejo libro en la casa de su abuela, en el desván… Si, esa misma casa de las afueras, donde ahora vive, y ese mismo desván que usa como despacho… y como almacén. Esa casa que aún hoy guarda en su interior secretos que es mejor que la luz no las vea. Era un libro mohoso, muy antiguo, de páginas de pergamino y escritura manuscrita y gótica. Su título: Aquelarre, y, para decirlo en pocas palabras, trataba sobre la magia negra y sobre cómo invocar demonios… Vete a saber cómo consiguió un niño descifrar la escritura, y mucho menos, conseguir los componentes… Pero lo hizo, una noche sin luna. En el sótano de la vieja mansión, siguiendo paso por paso las órdenes del libro: dibujar el pentáculo que encerraría al demonio y lo ataría a su voluntad… quemar las hierbas… los pelos de macho cabrío… los licores extraños y repugnantes… removerlo todo con la mano cortada de un ahorcado…


Y me invocó.


Parpadeó un poco, ya que se esperaba un demonio convencional… ya sabes, rojo, cuernos, cola acabada en flecha… No me esperaba a mi, un hombre alto, con gafas plateadas, cabello largo y pelirrojo atado en coleta, un colmillo como pendiente en mi oreja izquierda y con mi traje completamente negro. Mientras estaba boquiabierto, aproveché para echar un vistazo al lugar… y lo que ví me gustó… Oh, si, me gustó mucho…


-¿Eres un demonio…? –Me preguntó al fin.

-Bueno… Podría decirse que si. –Le contesté con educación y una sonrisa.

-Verás… Te he invocado porque tengo unos cuantos problemas con las matemáticas…

-¡No me digas! –Dije dando una palmada y con una sonrisa. –Y con la geometría también. ¿Verdad?

-¡Caray, si! ¿Cómo lo sabes?

-Intuición, pequeño… -Le contesté a la vez que salía del interior del pentágono

Yyyyyyyy aquí vengo con la segunda parte de los videos de las series antiguas. Si, ya se que me tardé en ponerlo, pero... ¿Qué más da? Más vale tarde que nunca. ¿No?

Empecemos con un clásico entre los más clásicos.



Yyyyyy SI. ¡GO GO POWER RANGERS!

Aquellos de mi generación estarán de acuerdo conmigo que los Power Rangers marcaron una época en todos los niños. ¿Quién no ha jugado a metamorphosearse en el patio del colegio? "Dinozord Mamut, Dinozord triceratops, Dinozord Esmilodon, Dinozord Pterodáctido, Dinozord Tiranosaurio". Buah, aquel era el grito de guerra de todo niño, y cuando salió el Green Ranger "DRAGONZORD" como el Ranger malvado TODO el mundo quería ser el Ranger Verde. ¿Por qué? Por que sí. Porque el Power Ranger malo molaba más, le pegaba a los rangers buenos y no le importaba un comino. Ah... que tiempos aquellos. La verdad es que, echando la vista atrás, la serie era más bien tonta, pero... ¿Y lo bien que nos lo pasábamos?

Seguimos con más series, vamos con una de las más clásicas...



Si, amigos y amigas. HEIDI. La puñetera niña de los alpes que se tiraba todo el día fumando hierba y follando con Pedro, pero claro, esas partes las censuraban. No, bromas a parte... ¿Quién no odió a la señorita Rotenmayer, o como diablos se escriba? ¿Quien no quiso tener un Niebla o un Copito de nieve? Aunque yo prefería el perro, era la ostia xD. Y el abuelo... Ah, ese abuelo que sabía de todo y tanto te podía hacer un queso de bola como el freno de una silla de ruedas. Que tiempos aquellos.

Y hablando de Heidi no podía faltar su hermano...



En un pueblo... Feuchaco... Al pie de laaaa basuraaaaa... En fin... Todo el mundo ha visto cómo Marco va desde Italia hasta Argentina SOLO y por sus PROPIOS MEDIOS. Sin prostituirse ni nada, con un par de huevos. Ese tipo de italianos ya no existen, pero en fin, qué se le va a hacer. Yo todavía me pregunto si su mono se quedaba pegado a su hombro (Si, chiste malo... PERO TENÍA QUE DECIRLO!!!). Yo tengo una pregunta real... ¿Encontró alguna vez a su madre?

Y bueno, ahora viene el turno de...



ATENEA, DAME FUERZAS, PERO YA!!!!! Los Meteoritos de Pegaso, la Furia del Dragón o el Puñetazo del Fénix. El Polvo de Diamante o la Cadena de Andrómeda, o al grito "ARDE COSMOS, POR ATENEA" hacíamos las más grandes locuras (Recuerdo a uno de mi clase gritar "ATENEA, DAME FUERZAS" y tirarse desde lo alto de un árbol... pobre chaval, se rompió la pierna por eso xD). Aquella serie, donde críos de 14 años aparentaban 20 y tenían músculos de dicha edad, donde esos críos pegaban unas OSTIAS como panes y se movían a la velocidad del sonido (Frikiman: Eso solo los caballeros de bronce, los de plata podían llegar a 5 veces el sonido, y los de oro a la velocidad de la luz.) y que, además, soltaban liiiiitros y liiiiitros de sangre por todas partes. *sigh*... En fin...

Siguiente es...



Luuupiiiin, Luuupiiiin, Luuuuuuupiiiin. El Ladrón Más Elegante. Realmente, recuerdo poco de esta serie, pues me levantaba a las tantas de la mañana para verlo y era un crío, solo recuerdo que Lupín tenía tres o cuatro compañeros. Un samurai, un experto en norecuerdoqué y una chica que siempre le daba esquinazo. En fin... algún día me leeré el manga.

Y por último, pero no por ello menos importante...



Oliver, Benji, Los PUTOS AMOS DEL BALÓN. A ver, todos los que habéis sido críos y habéis visto esta serie en mi época, que levante la mano aquel que no hacía el Tiro del Tigre o la Chilena en el patio del recreo... Vaya, veo mucho ausentismo... Si. Campeones, o Captain Tsubasa, era la reostia. No solo se tiraban cinco capítulos para llegar de una portería A OTRA, si no que además se lo tiraban corriendo todo. Vamos, se tiraban 18 kilómetros (Científicamente comprobado, en serio) de campo de juego corriendo y llegaban a la portería y pegaban esos PEDAZOS de tiros que dejaban seco al portero. Y tú, como un crío, flipabas. Sobretodo cuando llegabas al día siguiente y te ponías a hacer la Catapulta Infernal o el Tiro en Cuchilla... O la chilena... y te destrozabas la espalda. Y yo ahora me pongo a pensar... ¿Que potencia tendrían estos críos que les pegaban unas ostias desde su campo a la pelota, pasaban los 18 kilómetros de campo, tirando a un lado a todo bicho viviente que había por el medio, igual que al portero, metían gol, la red se rompía y ENCIMA DE TODO hacían un boquete en la pared de HORMIGÓN ARMADO? Vamos, que te metías con ellos y como llevaran la pelota al lado ya podías correr que te encontraba como un misil Tierra-Aire se tratara...

En fin... hasta aquí el post sobre series antiguas. ¡Hasta la próxima!

P.D.: DEJAD COMENTARIOS ò.ó

Bueno, eso mismo. Tocaba ya una buena reforma al castillo, así que mientras no sepa como hacer plantillas por mi mismo, se quedará este diseño. ¿Opiniones? ¿Me mandaréis cartas bomba? ¿Me tiraréis flores?

Se quedará así mientras no sepa hacerlos, o encuentre otro mejor.

"Esto es un juego que se traen los blogueros mas “in” del momento. La cosa consiste en contar 16 cosas sobre uno mismo. No chorradas como tu color preferido, sino cosas más interesantes, vivencias, recuerdos. Luego tienes que “tagear” a un bloguero para que haga lo mismo y continue la cadena"

A mi el marrón me lo ha pasado Taanis, así que... Allá voy...

1- Desde que era un crío, siempre me ha apasionado todo lo que tiene que ver con las artes marciales. Mi pasión viene de dos series, Dragon Ball, la serie mítica de los de mi generación, y TMNT, o las Tortugas Ninja. También soy un gran aficionado a las armas por culpa de He-Man... Si, He-Man y los Masters del Universo (Cállate Javi que se escuchan las carcajadas desde aquí). Cuando era pequeño y mi abuelo me hacía espadas de madera, yo siempre decía "Yo tenno el poyer!"... claro, cuando aprendí a hablar con propiedad ya dejé de decir la frase del rubiales.

2- Poco antes de cumplir los 3 años, mis padres me regalaron la NES y, con ella, todo aquel elenco de juegos que harían de mi un niño muy "de casa". Super Mario Bros, The Legend of Zelda, Castlevania... Podía tirarme horas y horas jugando al Tetris con mi padre... De echo, una noche estuve toda la noche jugando Tetris con él.

3- En el intervalo de tres años he perdido a tres personas. La primera fue Vicente Lloves Maceda, también conocido como Nolk, el 2 de Enero de 2006. La segunda fue Azalea López Jimenez, o Zaza para quien ella quería, el 24 de Noviembre de 2007. La tercera fue a Octavio Molina León, mi abuelo, el 2 de Marzo del 2008. Las tres pérdidas son algo que, lo más seguro, no podré llegar a superar.

4- Mi fascinación por los dragones viene también directamente desde una serie de animación: Dragon Quest Fly, o Las Aventuras de Fly. Solo salen dragones en cuatro episodios contados, pero para mí se convirtieron en un avatar de grandeza. Continuó con el Gran Libro de los Dragones que empecé hace tanto tiempo y que se lo llevó una dragona. Ahora que tengo 21 años, tengo más de 10 figuras de dragones repartidas por mi cuarto, entre ellos "Hión", el Dragón Eterno.

5- De niño ODIABA Mecano y todo lo que tenía que ver con ello, tanto, que unas navidades me dijeron mis padre "Podemos pedirle a los reyes que te traigan un juego de Mecano" y yo dije "No quiero nada de música de viejos". Ese juego de Mecano era realmente un juego de construcción con piezas metales las cuales montabas con tuercas y tornillos, y podías hacer hasta helicópteros que hasta volaban con el pequeño motor que venía de regalo. Ahora, realmente, Mecano me gusta bastante.

6- Mi vida se puede separar en dos etapas. Antes del "incidente" y después del "incidente". Antes, dormir sin sueños era una bendición para mí. El no despertar a las 4 de la mañana temblando de miedo o llorando... Creo que fue por eso que cierta personita no me dejaba ni a sol ni a sombra. Después, un pequeño ángel salió de mi vida dejando sitio a otro que me ha estado ayudando en todo.

7- Mi primera relación "Seria" con una chica acabó en desastre. Ni besos, ni palabras bonitas... tan solo una decoración. Yo era el "novio" que ella había conseguido y se lo mostraba a sus amigas. Al final, cuando descubrió el "incidente", me dijo que no podíamos seguir juntos. Daba igual, la venganza fue terrible...

8- Tengo familia en un pueblo de Segovia llamado "Coca". Allí viven el hermano de mi abuela paterna y toda su familia. En una de las visitas, mis dos primas y mi primo (Lejanos, claro) me pusieron en las manos el control de una Super Nintendo, cuando aún estaba en su apogeo. Me dijeron "¿Sabes jugar a Street Fighter?" yo dije que no, y dijeron "Seremos buenos contigo". Me pegaron una paliza cada uno de ellos en las primeras tres batallas. En las segundas tres peleas ya les costó más. En las terceras eran ellos los que perdieron. Cosas de la vida, soy especialmente hábil con los juegos.

9- El primer concierto al que fui en mi vida fue a uno de Mägo de Oz. Me sorprendió el buen rollo que hay en los conciertos, porque entramos y nada más empezar la música, nos agarramos al que teníamos al lado y empezamos a gritar y a saltar. De algún modo, uno de los que saltaba conmigo me dijo "En los conciertos siempre haces amigos y te pasan cosas impresionantes", y estaba en lo cierto.

10- Mi película favorita de anime es "La Princesa Mononoke", y de la vida real... creo que podría ser "Braveheart". Cuando vi por primera vez La Princesa Mononoke fue cuando la alquilé en el video club, y la vi tantísimas veces que tuve que pagar un extra por lo rayada que la devolví.

11- El lugar más lejano al que he ido ha sido Italia. Viaje de fin de curso, "La colla de los Tranquis" éramos seis personas: el Robert, el Poppy, el Dani, el Perezoso, el Jo y yo. Allí donde iba uno, íbamos todos, y si nos perdíamos por Italia, nos perdíamos los seis juntos. Terminamos cuatro de ellos jugando a las cartas en el autobús de viaje, concretamente al Hijoputa. Que dolores de estómago que nos daba.

12- Jugué muchos videojuegos en mi vida antes de la PlayStation. Sin embargo, la luz vino en forma de meteorito verde. Si, Final Fantasy VII, el juego que me abrió los ojos, y de ahí, al resto de entregas, al resto de Zeldas, al resto de juegos de Square y Nintendo que contenían aquellas tres letras: RPG. Terranigma, Final Fantasy, Alundra, Zelda... Tantos juegos que un día, mi profesora de Biología me preguntó si necesitaba una pastilla y yo le pedí una Poción Roja porque las Pociones Azules solo daban magia. (Que memorable fue aquel sexto año de primaria xD)

13- En primero de la E.S.O. conocí a uno de mis mejores amigos: El Xavi. Compartíamos aficiones: Nos gustaba Final Fantasy VII y los animes que salían en el Canal 33 de Cataluña. Él me enseñó lo que ahora es una parada casi semanal: Cyber Comics. La tienda de comics y manga a la que suelo ir siempre. Empecé el primer día comprándome los tomos número 1 de Saint Seiya y Rurouni Kenshin. Eso fue un viernes. Al sábado por la mañana me compré los números 2, 3, 4 y 5 de ambas series (Por aquel entonces, valían como 6 euros... Que tiempos aquellos...).

14- Descubrir lo que es "Querer", "Amar" o "Desear" ha sido una de las lecciones más difíciles de mi vida. Sin embargo, las he conseguido. "Deseé" a una persona, pero nunca la amé. "Quise" a otra persona, confundiendolo por amor. "Amé" a alguien hasta el punto de llorar... Y de odiar. Pero aprender esas cosas es algo que guardaré siempre en mi corazón.

15- No soy para nada fotogénico. En todas las fotos salgo igual, con la misma sonrisa... Pero es que, aunque me guste hacerme fotos, no se cómo ponerme en ellas y siempre termino con una sonrisa. Creo que en la única foto que he quedado bien en toda mi vida es la que voy con la capucha y las gafas... Cuando le dijeron a alguien que era un Macho Ibérico xDDD.

16- Para acabar, solo quería agradecer a algunas personas el hecho de que yo esté aquí: Montse, Javi, Jose, Fai, Claudia, Victor, Vicente, Nicolasa, Azalea... es una buena lista, sin embargo, nunca dejaré que salgan de mi mente ni de mi corazón.

Y ahora... ¿A quién le paso el marrón...? ¡Ya se, a Mitsuita! Te toca, querida.

Bueno, últimamente me estuve haciendo una pregunta. ¿Qué hubiera pasado si los personajes de Aquelarre que conozco hubieran conseguido la llamada "Piedra sin Nombre" y hubieran creado el elixir de la vida eterna? Pues bien, aquí pondré los que hasta ahora he pensado.

Vicente Montecalvo.

Hay mucho misterio alrededor del antiguo conde de Montecalvo. Se sabe que cuando pasaron varios años, legó sus derechos a uno de sus hijos, y tanto él como su esposa "fallecieron", según dijeron los vástagos de estos. Sin embargo, ambos siguieron viajando por el país, instalándose en varios lugares diferentes. A mediados del siglo XVI ambos regresaron a sus antiguas tierras y mantuvieron contacto con algunos hombres de "dudosa reputación" que habían conocido a lo largo de sus viajes. A finales del siglo XVII Vicente viajó hacia el nuevo continente, deseoso de saber cuanta verdad había en lo que había escuchado. Se marchó solo y solo con algunas prendas y armas. Se le perdió la pista poco tiempo después, cuando el barco llegó a puerto.

Durante ese periodo de tiempo estuvo investigando todo lo que envolvía al mundo antiguo que sus compatriotas habían destruido, y formó grandes amistades de buena cuna y de mala cama. A mediados del siglo XIX se afincó en una parcela lejos del mundanal ruido de las ciudades. Allí se rodeó de varias personas, y empezó a crear hoteles y restaurantes por varias ciudades. También abrió sucursales de sus lugares de placer en otros países y muchas veces el sinónimo del apellido "Montecalvo" era el de "Hotel de Lujo".

En el crack del 29 perdió más de la mitad de su capital, por lo que se vio obligado a tratar con personas oscuras que le prestaron el dinero. Sin embargo, por azares del destino, o simplemente por la buena cabeza de su esposa, Vicente no solo no devolvió el dinero si no que terminó reclutando para si a esos mafiosos. Actualmente viaja entre E.E.U.U. y Europa, pero siempre tiene tiempo de volver a su finca en Badalona para ver a su esposa y la única hija que le queda viva.

Azalea Montecalvo.

Junto a su esposo recorrió España entera, incluso alguna vez llegaron a salir del país para hacer algún encargo para ganarse la vida. Sin embargo, durante el siglo XVI tuvo que aguantar mucho sus ganas de usar la magia o sus hábiles manos, ya que tuvo algún que otro encontronazo con los inquisidores. Sin embargo dejaron de perseguirles cuando empezó el siglo XVII y todas la guerras que habían en curso se volvieron más crudas si cabe, y mandaron a varios de los sacerdontes que les seguían la pista al frente. Ella, sin embargo, se mantuvo en Valencia, junto a los descendientes de su fallecido hermano, curándoles del brote de Peste Bubónica que empezó en la comunidad. Después, Azalea y Vicente marcharon a Sevilla, donde acudieron como ayudantes y curanderos para ayudar al mayor número de personas en lo que fue la Gran Epidemia de Sevilla. En 1680 se despidió de Vicente, el cual marchó a América dejándola con todo lo que habían conseguido.

Gracias a sus contactos, Azalea llegó a vivir bastante bien sin tener que hacer gran cosa, solo satisfacer sus deseos por "lo ajeno".

Cuando Felipe V de Borbón subió al poder, ella decidió seguir los pasos de su hermano y entrar a trabajar en un banco. Con sus artes misteriosas llegó a Directora de las sucursales del banco en poco tiempo, y gracias a eso pudo dirigir perfectamente el dinero que su esposo le envió desde América durante varios siglos. La Guerra Civil Española, sin embargo, no le afectó mucho a sus finanzas, ya que poderoso caballero es don dinero, y a los banqueros con poderes oscuros no se les suele molestar.

En una ocasión, cuando se juntó con su antiguo grupo de amigos y uno de ellos le preguntó "¿Por qué banquera?" ella dijo "Antes robaba de forma ilegal. Ahora robo legalmente. Es más sencillo." Actualmente vive en Barcelona junto a la hija adoptiva de Vicente.

Ferenor "Ojo Rojo" Suarez.


El antiguo pirata conocido como Ferenor "Ojo Rojo" vivió pacíficamente en las tierras de los Montecalvo durante varios años, hasta que un día el señor de las tierras le dijo que, gracias al poder de la "Piedra sin Nombre", la limitación que le había puesto la Anjana para poder seguir vivo había desaparecido. Con una sonrisa, Ferenor dejó las tierras catalanas para internarse en las aguas del mediterráneo junto a una fuerte tripulación de inmundos piratas y, por supuesto, junto a su esposa. Volver a la batalla había sido lo mejor del mundo para él, y el ansia de sangre le hacía cada vez más fuerte, y su nombre más reconocido. Muchos intentaron acabar con él, pero ninguno consiguió tal propósito.

La leyenda de "El Diablo Ferenor" se extendió durante varios siglos hasta que un día, a finales del siglo XVI, decidió retirarse de la piratería y vivir de sus tesoros en una de las islas españolas. Allí fundó un pequeño negocio de transporte por mar, el cual fue viento en popa y le permitió convertirse en un gran capitán de navío durante muchos años. Se sabe que su esposa siempre viajaba con él, salvo raras ocasiones las cuales permanecía en tierra. Las guerras no le afectaron en lo más mínimo, pues cuando veía los fuegos que la presagiaban, agarraba su barco y marchaba hacia otro país.

En la actualidad es el presidente de una gran compañía de transportes y viajes de placer por vía marítima, aunque alguna vez le han acusado de llevar artículos "ilegales" por parte de un viejo amigo.

Karlos "Kaharlos" Sanchez.

El curandero del grupo dejó los caminos para dedicarlos a su familia. Sin embargo, a los pocos años Karlos comenzó a estudiar alquimia junto a un maestro para descubrir la forma de crear más "Piedras sin Nombre" para hacer que su familia viviera junto a él. El tiempo pasó, acabándose para su familia, hasta que descubrió que la dichosa Piedra era casi imposible crearla con sus medios. Su esposa murió de una enfermedad que no pudo identificar, y a raíz de eso se obsesionó con la medicina.

Durante siglos viajó por todas las naciones, estudiando las medicinas de aquellos países y así poder conseguir crear la piedra con sus propias manos. Sin embargo, el tiempo pasó de tal manera que él no llegó a darse cuenta de que su familia directa llevaba años muerta. Fue hasta América, encontrándose con Vicente, el cual le contó que si quería estudiar en la universidad americana, él le podía financiar algunas veces. No tardó en acostumbrarse a la vida al otro lado del charco e incluso llegó a enamorarse un par de veces.

Actualmente, vive en Nueva York, cerca de la NYU (
New York University) haciendo sus investigaciones e impartiendo clases de medicina como medio de sustento, financiado por varias personas, entre ellas algunos amigos suyos.

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En otro momento pondré más personajes.


Capítulo I.


La niebla cubría todo el lugar, desde el lago hasta lo más alto de la torre. Y allí era donde estaba él. Le había dado las instrucciones necesarias para encontrarse ahí, y todavía faltaba una hora para que fuera el momento acordado. Se sentó en una silla, pensando en si había hecho bien. Aquella espada era demasiado peligrosa como para que la empuñara un simple humano. No, aquella espada debía quedarse donde estaba.

Notó una vibración a su alrededor, y la niebla se apartó un poco dejando ver al visitante. Una sonrisa asomó en su rostro al ver una espada colgando en el cinto del recién llegado. Una espada igual que la suya pero con un color distinto.

-¿Llego tarde?
-En absoluto. -Dijo él mientras se levantaba de la silla. -He sido yo quien ha llegado mucho antes de tiempo.
-Yo pensé que tenía como una hora de adelanto, y al verte pensé en lo mal que calculo el tiempo.

Ambos rieron. El primer contacto fue bueno, se dijo el primero, mientras que el segundo seguía pensando en como conseguir su objetivo sin ofender a su anfitrión.

-¿Te costó mucho llegar hasta aquí? -Preguntó el primero mirándole con tranquilidad.
-No mucho, la verdad. -El segundo sacó de uno de sus bolsillos un pergamino. -Las indicaciones fueron bastante concretas, así que no hubo problema.

El primero asintió y puso una cara seria. Ambos sabían qué venía ahora.

-Veo que no la has traído. -Dijo el segundo con calma.
-Así es... -El primero le miró serio. -Has de saber que esa espada es muy...
-¿Peligrosa? -El segundo se apartó un mechón de cabello distraídamente. -Precisamente porque es peligrosa la estoy buscando.
-¿Sabes los poderes adversos que tiene?
-¿Transformación y pérdida de la razón?
-Sabes mucho.
-Llevo años buscándola, y antes de eso ya la había estudiado un poco. -Cruzándose de brazos, el segundo fue el que miró seriamente al primero. -No me subestimes por ser más joven que tú.
-Eres demasiado joven... -Negando con la cabeza, el primero le miró con altanería. -¿Qué tienes, veinte años? Eso es muy poco para alcanzar las precauciones que hay que tomar con esa espada.
-Yo no tengo veinte años, aunque los aparente. -Dijo el segundo, cerrando los ojos. -Al igual que tú, no soy precisamente... humano.

Un destello, y ambas espadas habían sido desenfundadas. Los ojos del primero, rojos como la sangre y con una pupila negra como la noche, miraban fieros a los del segundo, azules como el cielo y con la pupila estirada.

-¿Eres un vampiro, Dragmare?
-Así es. Y tú parece que tienes cierto olor a dragón, Lirans.
-No lo dirás por mis ojos. ¿Verdad?

Ambos se apartaron riendo.

-Ha sido un bonito ataque. -Dijo Dragmare. -No esperaba que desenfundaras tan bien por tu lado izquierdo.
-Yo no me esperaba que detuvieras el ataque por un lado que podría ser fácilmente desechable. -Lirans sonrió. -Parece que aún soy demasiado inexperto.
-No creo que sea eso. Simplemente fue por instinto, rubito. -Poniendo el rostro serio de nuevo, Dragmare continuó. -Y no, no te voy a dar la espada de Balthar.
-Necesito esa espada, Dragmare. -El rostro de Lirans se contrajo en una mueca de furia contenida. -He de analizar al menos los hechizos que tiene.
-Esa espada no transforma a la gente, la destruye. -Contó el vampiro. -Y no se qué buscas, pero Balthar no te dará la respuesta.

Dos movimientos, dos chispazos y esta vez estaban en los lados contrarios.

-Cada vez que un objeto mágico afecta a alguien, se queda una porción del poder del afectado. -Explicó Lirans.
-Eso ya lo se. Es magia básica. -Una llama bastante poderosa apareció en la mano libre de Dragmare.
-Si, pero con un hechizo no tan básico se puede encontrar a la persona afectada esté donde esté. -Lirans hizo un movimiento rápido y colocó la espada en posición inversa.
-Oh, el hechizo de la Llamada Mística. ¿Eh? Pero ese es un hechizo bastante complicado, necesitarías a alguien muy cercano al afectado. Además... -Las llamas de la mano de Dragmare se volvían más intensas. -Tampoco sabes si fue Balthar la que atacó a quien buscas. ¿No es así?
-Balthar llegó un buen día por culpa de un ladrón demasiado excepcional. -Dos movimientos de la mano de Lirans y en la mano de su espada apareció un destello que parecía apartar la propia niebla. -Mi maestro abatió al ladrón y mandó una misiva a tu reino, y dejó la espada en su despacho. Mi hermana y yo estábamos ahí.
-¡Fuego Eterno!
-¡Luz de Plata!

Las llamas salieron disparadas desde la mano de Dragmare, mientras que un fuerte destello envolvió la espada de Lirans. Las llamas se volvieron blancas en cuanto tocaron la espada clavada en el suelo de madera, desvaneciéndose como si fueran de humo. Un salto, y la espada negra del vampiro pasó rozando la cabeza del rubio. Desencajando la espada, este saltó hacia atrás y atacó con varios cortes, detenidos todos por la espada de Dragmare.

Un nuevo salto los apartó unos pasos.

-Entonces, tu hermana acabó maldita por Balthar. -Concluyó la frase de Lirans sin tener en cuenta los golpes que se habían propinado.
-En cuanto se cortó al tocar el filo, perdió la razón y... Se trasformó.
-¿Todos los dragones podéis trasformaros en humanos?
-No todos podemos. No se muy bien como va esto de cambiar de forma, pero para mí es algo tan natural como el beber sangre para ti. -Lirans sonrió sin burla. -Espero no haberte molestado con la comparación.
-Para nada. -Dragmare, riendo, se había incorporado un poco más. -Pero... ¿Qué raza sois tú y tu hermana? En nuestro reino también hay dragones, y os pueden echar una mano.
-Somos Angelicus Drakos... Dragones angelicales.
-Que nombre más marica para unos dragones. -Riendo, Dragmare se rascó la cabeza. -¿No tenían otro nombre?
-Realmente, nos llaman Dragone de alas de Ángel. -Tosiendo un poco, Lirans siguió hablando. -Mi hermana... entró en un estado de locura que propició a su trasformación. Y puede que no pueda sacarla de ahí sin un hechizo.
-Por eso quieres encontrar la espada... -el vampiro negó con la cabeza. -Lo siento, pero no te la voy a dar. Pero puedes preguntar a los dragones de las montañas de mi reino. Últimamente se ha visto una pequeña manada de dragones blancos siendo liderados por uno de los tuyos.

Un ataque vertical, un salto y un relámpago que estalló contra el lago a lo lejos, gracias a que había salido por la ventana.

-Eres fuerte, Lirans. -Dijo con una sonrisa el vampiro. -Pero no puedes tener esa espada.
-Si encuentro a mi hermana, no la necesitaré más. -El brazo de Lirans chisporroteaba por el rayo lanzado.
-Entonces... ¿Qué te parece si te hago una propuesta? Ven a mi reino por tus propios medios, habla con los dragones de las montañas y tendrás todo mi apoyo. Incluso puede que te deje la espada para analizarla, pero claro, sin salir del castillo. -Dragmare apuntó con la mano libre a Lirans, y esta se iluminó. -¡Espada de Luz!

Un haz de luz potente salió disparado hacia el rubio, el cual tenía ambas manos juntas.

-¡Filo del Tiempo! -Y al abrir ambos brazos, el haz de luz de Dragmare se partió por la mitad, sin dañar a Lirans. Cuando ya no había magia, volvió a hablar. -¿Y como llego hasta Nod, Dragmare?
-Ese es tu problema, Lirans. -Un choque de ambas espadas iluminó la estancia aún más. -Solo te diré que si sigues el olor de los dragones negros llegarás hasta allí.

Un salto hacia atrás y Dragmare se posó en la repisa de la ventana. Lirans le miró serio.

-Tómate tu tiempo. -Dijo el vampiro. -Si aparece la manada de dragones blancos los retendré con algún hechizo.
-¿Hay buenos hechiceros en Nod?
-No hay tantos como en la Torre Negra pero nos defendemos. -Guardando su espada, Dragmare se giró en la repisa. -Nos veremos en Nod. Ha sido un placer conocerte, Orpheus Lirans.
-Lo mismo digo, Shadow Dragmare.

El dragón vio como el vampiro saltaba por la ventana hacia el vacío mientras que él mismo se preparaba, murmurando un hechizo, para ir a la esfera mortal. Si tenía que seguir el olor de los dragones negros, debía encontrar antes a un dragón negro, y en el Reino Terrenal todavía quedaba alguno.

Capítulo II

El portal se había abierto en un lugar la mar de apropiado. El puente que atravesaba un río daba mucha sombra, y un lugar perfecto para evitar ser visto. Lirans salió con cautela, mirando a ambos lados del río. No había ni un alma, pero eso no significaba ir sin cuidado.

Atravesó completamente el portal y lo cerró con unas pocas palabras. Lo primero que debía hacer era asegurarse de que estaba cerca de su objetivo, así que salió de su escondite y cerró un poco los ojos al darle la luz en la cara. Por lo que veía, el lugar estaba algo apartado de la civilización humana. A lo lejos se podía ver un pequeño pueblo rodeado de una llanura de hierba y campos de arroz, con gente trabajando en ella con sombreros de paja en la cabeza.

-Parece que he llegado al país indicado, pero no al lugar correcto... -Lirans subió la pequeña cuesta que separaba la meseta del río y observó como un par de personas pasaban por el puente. -Este lugar me recuerda tanto a mi hogar...

Lirans se giró y pronunció unas palabras en voz baja. Cuando las hubo dicho, se acercó a las dos mujeres que iban en dirección al pueblo.

-Disculpen, señoras. ¿En qué provincia me encuentro? Ando algo perdido.

Las dos mujeres le miraron extrañadas. La más joven empezó a hablar.

-Estás en la provincia de Hunan... -Inclinando un poco la cabeza, prosiguió. -No pareces chino, pero dominas bien nuestra lengua.
-Salí más físicamente a mi padre que a mi madre, pero mi madre era china. -Sonriendo, Lirans desvió su atención con la siguiente pregunta. -Entonces estoy en Hunan... ¿Queda muy lejos Hengshan?
-Para nada. Sigue el camino y llegarás hasta los picos de Hengshan. Ten cuidado con el bosque, podrías perderte.
-Muchas gracias. -Con una inclinación, Lirans empezó a cruzar el puente.

El camino se hizo largo hasta llegar al linde del bosque. En aquellos tiempos en el Reino Mortal era extraño encontrar lugares que despidieran aunque solo fuera una gota de magia, pero aquel lugar era distinto. No era igual que los bosques de la Esfera Mágica, puesto que allí se respiraba magia por todas partes, pero ese lugar era algo así como un pulmón mágico del Reino Mortal.

Sabía perfectamente que cuando entrara en los límites, el Señor del Bosque sabría que había cruzado el umbral. Debía ir con pies de plomo.

Un paso, y notó la corriente mágica de su objetivo. Estaba algo lejos, así que debería correr. Saltó hacia adelante, adentrándose más en esa fuerza. Corriendo a través de los gruesos árboles y los tallos de bambú veía como algunos animales paseaban tranquilamente, y algunos espíritus del bosque cuidaban de las plantas. Nadie notaba la presencia de Lirans.

Saltó a las ramas de un árbol, e impulsándose en esta subió hasta la copa. Allí ya no había peligro de que nadie le viera, pues había hecho un largo recorrido en poco tiempo.

-En este mundo hay mucha más tecnología que magia... Pero no han inventado aún el aparato que sirva para ver algo invisible. -En su espalda aparecieron dos bultos, y de un rápido movimiento el rubio hizo salir dos hermosas alas de ángel en su espalda. Luego, su cuerpo se iluminó tenuemente. -Cristalino...

Cualquiera que hubiera visto a Lirans en ese momento hubiera creído realmente que había visto a un ángel, pues cuando dijo esas palabras y saltó, pareció desvanecerse en el aire como el humo, dejando detrás una pequeña estela de sí mismo.

El único que podía saber que Lirans pasaba por ahí era el propio viento que le golpeaba en la cara. Tanto tiempo sin extender sus alas le habían provocado grandes malestares, pues desde los últimos cinco años había estado viviendo en aquel Reino Mortal buscándola a ella y algún indicio del propietario de la espada. Sin embargo, cuando llegó por primera vez, se resistió a dejar esa esfera antes de agotar todas las posibilidades en aquel lugar.

Y un día encontró aquellas personas que buscaban a los Sabios. El Sheikah y su tribu le ayudaron mucho en algunas ocasiones, y gracias a ellos Dragmare había entrado en el círculo. Por fin un momento para encontrar la espada, pero... ¿Y si no conseguía la esencia de su hermana?

Sacudió la cabeza, alejando esos pensamientos. Dragmare podría ser un vampiro, pero se le notaba que era de los que no mentían en un duelo. Tan solo esperaba que cumpliera su promesa si llegaba a Nod.

A lo lejos se veía un enorme claro en el bosque, del cual emanaba la fuente de toda la magia del lugar. Descendió un poco hasta ver el enorme lago que cubría casi toda la extensión del claro. En el justo medio había una pequeña isla con árboles de la cual surgían pequeños espíritus. Lirans tocó suelo sin desprenderse de sus alas, mirando con una sonrisa el azul pálido del lago. Se acercó a él y se agachó, metiendo las manos en la cristalina agua para beber un poco de ella. Y ahí abajo encontró algo inesperado.

Metió la mano de nuevo, mojándose el puño de la camisa, y desenterrando del todo una pequeña joya de color lapislázuli. La sacó del agua y sonrió para sí.

-Una Lágrima de Sirena...

Con aquella joya podría devolverle la razón hasta al más desquiciado de los locos. Pero algo hizo que perdiera su sonrisa. Si una joya así estaba en el lago medio enterrada, eso significaba que había llegado definitivamente a su destino.

Se guardó la joya en el bolsillo y se levantó. Miró al lago en busca de algo, una onda, un goteo, cualquier cosa. Pero no encontró nada.

-¡Se que estáis aquí, Señor del Bosque! -El rubio dio dos pasos atrás. -¡Soy del Reino de la Magia, vengo para pediros un favor! ¡Salid, por favor!

Unas ondas en el lago le hicieron mirar hacia hacia la isla central, donde vio como se metía una escamosa cola negra. Una cabeza con cuernos y escamas le miró desde el agua cual cocodrilo. Sus ojos rojos le miraban con desprecio.

-¿Qué quieres, angelical? -La atronadora voz del guardián se escuchaba por todas partes. Parecía incluso que los animales les habían dejado a solas. -Este bosque no es para ti. Márchate.
-Me marcharé sin premura en cuanto tenga lo que he venido a buscar, Señor del...
-Señora.
-... Señora del Bosque.
-¿Y qué has venido a buscar, niño?
-El rastro de un dragón negro.

Un gruñido salió del interior del lago.

-¿Rastro de dragón negro? ¿Me estás pidiendo una gota de mi sangre?
-Señora, necesito llegar hasta Nod sin dilación alguna. -Lirans recibió la mirada de la guardiana con entereza. -Y para eso necesito el rastro de los dragones de sus montañas, los cuales son negros.
-¿Nunca habías enfrentado a otro dragón negro, muchacho?
-He visto dragones negros en mi vida, si, pero nunca he tenido la necesidad de seguir su rastro.
-Y, a parte de un poco de mi sangre, también te llevas una de mis joyas.
-Os la devolveré.
-¡No me sirve!

Lirans sacó su espada y saltó hacia arriba en el momento en que la dragona soltó una llamarada desde sus orificios nasales, prendiendo así unos árboles. De nuevo en el suelo, el rubio miró enfadado a la dragona.

-¡No seáis tan testaruda! ¡Por una gota de sangre y una joya no os vais a morir!
-¡Esa joya es mía! ¡Y punto!
-¡Si seguimos así no solo esta parcela, si no el resto del bosque arderá por completo!
-¡Me da igual!

La dragona se alzó por encima del lago. Se suele decir que los dragones orientales tienen forma serpentina, y este ejemplar era igual. Cuerpo alargado lleno de escamas cual serpiente y la cabeza con la forma de dragón, con varias cornamentas y afilados dientes. Sus escamas eran de un negro carbón.

-¡Si solamente me escucharais entenderíais el porqué de...!
-¡No voy a escuchar a un pequeño ladrón! -La guardiana, presa de los nervios, inhaló aire.
-¡Maldita sea!

Lirans saltó justo en el momento en que el cielo se iluminaba con fuego. El rubio decidió que, si había que hacerse a las malas, se haría a las malas.

La dragona volvió a mirar hacia él en pleno salto, pero con un rápido movimiento Lirans había recuperado el equilibrio en el aire y agitaba sus alas. La mano izquierda se iluminó con un pequeño destello oscuro. La guardiana volvió a exhalar otra llamarada, con algo menos de fuerza que la anterior, pero Lirans rodeó el cono de fuego a la vez que aparecía una larga cadena negra en su mano iluminada.

-¡No me dejáis otra opción! -La cadena salió disparada rodeando el hocico de la dragona. -¡Ahora que no podéis echar vuestro fuego me vais a escuchar!

Sin embargo, de un rápido movimiento, la dragona zarandeó al muchacho y le estampó contra un árbol de la isla central. El tronco aguantó el envite de Lirans, pero este tuvo que soltar la mordaza hecha con sus cadenas, las cuales desaparecieron. La dragona se colocó delante de él por el agua, inhalando aire, mientras que el rubio empezaba a recitar hechizos. Su espada se iluminó con un resplandor plateado mientras que en su mano aparecía un haz de luz.

-¡Muere!
-¡Luz de Plata!

La gran llamarada salió a la vez que Lirans volaba hacia las fauces de la dragona. Un rápido movimiento y puso la espada como si fuera a estocar las llamas. Estas se volvieron blancas y desaparecieron ante el hechizo de la espada, y con el constante aleteo iba apartando el humo.

Todo ocurrió en un momento. Las llamas terminaron de salir, un fuerte aleteo y el hechizo que atravesó el cuello de la guardiana, a la vez que el dragón de alas de ángel asentaba los pies en la orilla del lago. Hincando una rodilla en el agua y la espada en la tierra escuchó como la dragona caía pesadamente en el agua, salpicándolo completamente.

-Diablos... estoy empapado... -Se giró sentándose en el lago, con el agua cubriéndole hasta la cintura. -Ahora... ¿Atendrá a razones, mi señora?
-¿Qué me has hecho, muchacho?
-Un hechizo de drenaje... Era lo único que podía hacer para que me escuchara. -Tosiendo un poco por el humo, miró a la dragona, que se empezaba a alzar de nuevo. -Solo quiero que me escuche, después romperé el hechizo.
-Pues date prisa, tengo que apagar este incendio antes de que los humanos vengan.

Lirans se levantó y miró a la dragona con seriedad.

-Necesito devolverle la razón a mi hermana, y con la lágrima de la sirena puedo conseguirlo.
-¿Y para qué quieres mi sangre?
-Nod tiene dragones negros, y he de llegar desde aquí. No conozco la ruta por la esfera mágica.
-Pues ya tienes suficiente, creo yo... -La dragona se sumergió en el agua, metiendo el hocico herido.

El agua alrededor de la dragona se tiñó con un poco de sangre que salía de la herida hecha por la cadena de Lirans. Este se miró la mano donde tenía rastros de sangre.

-Muchas gracias... siento haberla herido. -Levantándose, Lirans hizo un movimiento con la mano ensangrentada y un pequeño destello salió del agua.

Mientras la dragona conjuraba su hechizo, Lirans pasó su lengua por la sangre de la guardiana. El rastro que necesitaba ya estaba en su sistema.

Cuando las llamas desaparecieron, una oleada de calor salió del lago, inundando los árboles quemados. Poco a poco fueron recomponiéndose poco a poco.

-Un hechizo impresionante, Señora... -Lirans se levantó e hizo una reverencia a la dragona. -Le devolveré la joya en cuanto vuelva a esta esfera.
-Tómate tu tiempo. -La dragona volvió a entrar al agua al terminar su magia. El bosque estaba intacto de nuevo. -Pero cuando vengas, tráeme algo de carne del otro lado. Echo de menos la carne de jabalí.

Una sonrisa, un salto y las alas de Lirans aletearon con fuerza en dirección al aire.

Al salir del claro y mantenerse en el aire, el dragón olisqueó al viento. Si. Notaba ese nuevo olor. El olor de los dragones negros. Estaba lejos, pero la entrada estaba abierta. Se impulsó en dirección hacia la tierra de los vampiros, el reino de Nod.


Capítulo III

Volar se había echo imposible.

El lugar donde se encontraba era demasiado para él. La aldea de nómadas le había ayudado lo suficiente como para llegar a mitad del camino, pero cuando les dijo hacia donde se dirigía, uno de los hombres le advirtió.

-Muchacho, ese camino es peligroso. Abundan las tormentas y además, es un lugar maldito.
-¿Maldito? ¿Puede explicarme eso?
-Cada ciertas lunas, las tribus nómadas mandamos un guerrero al desierto para que aplaque la ira de las tormentas. Es un grandioso honor, pero ese guerrero nunca regresa, al igual que todo aquel que se pierde en aquella zona.

Lirans pensó con rapidez. Eso solo podía significar que había un portal bastante grande en el desierto, algo que no había calculado.

Siguiendo el rastro de los dragones negros, encontró dos portales en su viaje. El primero estaba cerca de las propias montañas donde había encontrado a la Señora del Bosque, pero por desgracia el portal era demasiado pequeño como para entrar en él, así que tuvo que seguir el segundo rastro hasta las tierras desérticas del sur.

Con tanto calor, volar era demasiado difícil, así que decidió caminar. Tuvo la suerte de encontrar a los nómadas, los cuales le proporcionaron alojamiento.

-¿Este año también hay que mandar algún guerrero?
-Así es. ¿Cómo lo sabes? -El hombre moreno le miró extrañado.
-Lo intuí... Igualmente, debo ir en esa dirección, aunque sea solo.

Una bufanda para las tormentas, una bota con agua y algunos trozos de carne seca fueron los únicos objetos que necesitaba, y los que le dieron antes de marchar.

Poco a poco, el calor empezaba a mermarle las energías. Podía usar algún hechizo de hielo, pero no quería malgastar las fuerzas que le quedaban. Dos horas desde que había dejado el campamento y lo único que había visto había sido arena.

A la tercera hora vio a lo lejos una pequeña construcción. Parecía haber sido tallada en la piedra y puesta allí, pero ahora mismo eso no le importaba en gran medida. Una construcción significaba una cosa en el desierto: Sombra.

Cansado, se sentó en aquella alta columna. Durante siglos en la esfera mortal se ha hablado sobre civilizaciones perdidas, sus ruinas y demás artefactos desconocidos, como por ejemplo las propias pirámides. Pero aunque muchos, en esos tiempos, pensaban que eran creados por alienígenas, otros eran más realistas, como él, y sabían que miembros de la esfera mágica habían sido sus precursores.

A la sombra de la columna, Lirans tomó algo de agua y dio un par de mordiscos a la carne que le supieron a gloria en aquel paraje. No estaba muy lejos de su destino, pero lo suficiente como para pensar en que sería un problema que anocheciera.

Sin embargo sus pensamientos fueron atorados por una ráfaga de aire. Parecía que iba a empezar una tormenta, así que se colocó bien la bufanda tapándole la mayor parte de la cara y se levantó. Aquella tormenta tenía cierto olor mágico.

Comenzó a caminar de nuevo en dirección al portal, pero la ventisca levantaba cada vez más arena. Con un brazo tapándose los ojos y cerrándolos un poco podía seguir caminando, pero incluso así el viento le empujaba poco a poco.

Haciendo un esfuerzo vio a lo lejos una pequeña construcción con una puerta. Estaba salvado, podía resguardarse allí de la tormenta y recuperar energías. Sin embargo, algo raro salía de ella. El mismo olor a magia que salía de la tormenta.

Al llegar a la entrada notó como si le quitaran un gran peso de encima al caer toda la arena que llevaba. Tenía arena en lugares que ni siquiera sabía que tenía, así que un buen descanso no le haría mal. Miró al interior de la construcción. Parecía haber sido creada en la esfera mágica, así que podría encontrar algo de valor.

No se enorgullecía mucho, pero le encantaba recuperar reliquias del pasado.

La disposición de los espejos estaba puesta de tal manera que cualquier tipo de luz que entrara por las ventanas iluminara el lugar, y aunque hubiera una tormenta de arena seguía entrando luz. La construcción era de una única sala, con varias estatuas y ventanas, más los espejos. En el centro del todo había un altar vacío, y varias de las estatuas estaban rotas o incompletas.

Se fijó en una que parecía ser una mujer con largas plumas en los brazos. Le recordó a alguna de las tribus aladas del Mundo Mágico, pero lo que más le llamó la atención era una flauta de color negro que tenía en las manos. Se acercó a ella y palpó con cuidado el instrumento, no fuera a ser que hubiera alguna trampa. Pero nada se activó, así que agarró la flauta y tiró, saliendo esta con suavidad.

Era una flauta alargada y fina, hecha de algún metal negruzco. Dándole la vuelta, encontró unas pequeñas notas inscritas en ella. Se encogió de hombros. ¿Por qué no?

Se puso la boquilla en los labios y empezó a tocar la partitura de la flauta. Era una melodía suave pero firme que empezó a envolver toda la estancia. Al terminar, el altar soltó un pequeño estallido, y rápidamente Lirans sacó su espada.

La piedra que había hecho las veces de altar se había partido, y en su interior había un alargado cofre lleno de polvo. El guerrero guardó la flauta en su bolsa y avanzó con cautela. Apartó algunos escombros con la mano libre y quitó el polvo de la tapa del cofre. Incrustado en ella había un círculo de piedra de un color oscuro, parecido al de la tierra del desierto por la noche. Clavó la espada en el suelo y con ambas manos lo sacó de ahí, al momento en que se escuchaba un "clac" bastante significativo. Parecía un medallón, pues con la placa de piedra también había salido una cadena de plata muy antigua.

Con una mano sujetando la medalla, usó la otra para levantar la tapa, ahora abierta. En su interior había una extraña espada, aunque más que espada debería llamarse espadón. Mediría como metro y medio de largo, y su hoja estaba formada por dos filos que se entrelazaban entre sí. A su lado había una vaina para guardarla, y en la empuñadura había marcas con escrituras antiguas. Lirans abrió del todo el cofre y guardó el medallón entre sus ropas, y agarró la gran espada.

-Es... la espada del Vínculo Demoníaco... -Agarrándola con ambas manos, dio dos movimientos en el aire. Parecía despedir una portentosa magia con cada abanico que hacía. -Nunca pensé que había acabado en esta esfera.

Después de dar un par más de golpes, agarró la vaina de la espada y guardó esta en ella. Dos movimientos con su mano y una palabra hicieron que la espada se iluminara y acabara convertida en un anillo. Se lo colocó y sonrió para sí. Cazar reliquias siempre le había gustado.

Agarró su propia espada clavada en el suelo y la guardó de nuevo, y se acercó un poco a la entada del lugar. Parecía que empezaba a amainar la tormenta, así que podría avanzar un poco más. Bebió un sorbo más de la bota de agua y salió de nuevo.

Esta vez la arena no golpeaba en su rostro tan fuerte como una hora atrás, y el sol parecía que empezaba a bajar del firmamento. En el trascurso de media hora, sin embargo, se puso tenso. Alguien le espiaba.

Notó su presencia detrás de él. Se giró alzando las manos y gritando.

-¡Despierta, espada!

En sus manos se materializó la espada que segundos antes era un anillo, y de un fuerte golpe atravesó al enemigo... que había resultado ser un tocón de madera. Detrás de él había una persona vestida de negro, pero eso no le detuvo. Enarboló la espada dos veces, haciendo que esta persona tuviera que esquivarlas con volteretas rápidas. A la tercera, el desconocido detuvo la enorme espada con la suya propia.

-¡Detente! ¡No soy tu enemigo!
-¡No creas que soy idiota! ¡Nadie sigue en silencio a un amigo!
-¡Lirans, soy yo, Saoru!

El guerrero abrió un poco los ojos y se apartó. Le miró bien. Si, era él. Concentrándose lo suficiente podía notar los hechizos de su arcana tribu.

-¡Joder, Saoru, casi te parto en dos! ¡No vuelvas a hacer eso!
-Perdona, pero es que llevo bastante tiempo perdido aquí. ¿Sabes que también está Maho extraviado por este desierto?

Maho y Saoru, dos de las personas que estaban intentando descubrir donde estaban los antiguos sabios de un reino olvidado. Recordaba el día en que Saoru llegó a ellos.

Para poder vivir sin perderse en la esfera mortal, Lirans contactó con un grupo de magos que vivía allí. Eran entre cinco y siete, pero entre ellos había un buen ambiente. Sin embargo, un día llegó Saoru hasta ellos para pedirles ayuda. Su clan, unos antiguos y poderosos ninjas, habían estado buscando durante siglos a los descendientes de los soberanos de su reino, pero en aquella época parecía que su enemigo más mortífero, el némesis de aquel lugar olvidado, había reaparecido, y por lo tanto debían encontrarlos antes que él (O ella). Maho era uno de los miembros del grupo donde estuvo Lirans, un experto en hechizos herbáceos y de tierra.

-Debe estar pasándolo bastante mal dominando él las plantas. -Dijo Lirans pensando en su compañero. -¿Cuánto hace que estás aquí?
-Alrededor de un día y medio.
-Eso es mucho. ¿Te queda comida?
-Si, por eso no te preocupes. ¿Qué haces aquí, Lirans?
-Busco... busco un portal mágico.
-¿Un portal? -Extrañado, Saoru se agachó ante una fuerte ráfaga de viento. -Pero si tú tienes el poder de abrirlos. ¿Para qué quieres uno?
-Debo llegar... Espera, vamos a refugiarnos en aquel lugar.

Con el viento en contra, ambos entraron de nuevo en la construcción. Se quitaron la arena y se sentaron, compartiendo el agua.

-En este desierto hay un portal. -Lirans empezó a hablar. -Un portal que lleva hasta un antiguo reino.
-¿Qué reino es ese?
-... El reino de Nod.

No lo demostró gracias a su entrenamiento, pero si en su voz.

-Ese sitio es muy peligroso.
-Lo se. ¿Conoces a Dragmare? Él es de ahí.
-¿Dragmare es un vampiro?

Lirans asintió ante la voz sorprendida de Saoru. Este solo se rascó la cabeza.

-No te diré que tengas cuidado, porque lo tendrás, pero mantén los ojos abiertos.
-Eso es decir que tenga cuidado con otras palabras.

Ambos rieron ante el comentario. Mientras seguía la tormenta, Lirans le habló del lugar donde estaban, de la flauta y de la espada del Vínculo Demoníaco.

-Es extraño que el medallón estuviera aquí... -Dijo Saoru mirándolo detalladamente. -Este es el medallón de uno de nuestros sabios. Si sigo sus indicaciones, podré encontrarlo.
-Me alegra que te sea de utilidad. -El rubio se colocó de nuevo el anillo que formaba el espadón, y miró al ninja. -Ahora no tienes más porqué estar aquí. Será mejor que vayas con Yomitsu.

Ambos se levantaron. La tormenta seguía arreciando con fuerza.

-Una cosa más. -El de negro sacó una flauta parecida a la que Lirans había cogido antes pero de color rojo. -Esto lo encontré en el desierto. Estaba semi-enterrada, pero no había ninguna estatua ni fortificación cerca.
-Creo que... -Lirans agarró la flauta y le pasó los dedos. Despedía mucha magia. -Si, esta es el instrumento que controla los vientos de este lugar. Si la tocas con una tonada tranquila lo más seguro es que se calme la tormenta.
-¿Estás seguro de eso?
-La verdad es que no, pero no pierdes nada por intentarlo. -el ninja rió un poco, y el rubio le extendió la mano. -No se si volveremos a vernos, pero mucha suerte, Saoru.
-Mantendremos el contacto. -Dijo el segundo estrechándole la mano.

Ambos salieron de la caseta y se separaron sin siquiera decirse adiós. No valía la pena, sabían que se encontrarían de nuevo.

El rubio luchó de nuevo contra los vientos. Contra más se alejaba de la construcción y del ninja más fuerte se volvían los vientos, pero algo era distinto. Cada vez se notaban más fuertes los rastros de los dragones negros. Estaba cerca de su destino.

Y, de repente, los vientos cesaron, el aire se calmó y el sol había desaparecido. Lirans miró primero hacia el sur, donde había unas grandes montañas desde donde notaba el fuerte rastro de su objetivo, y luego, hacia arriba, al cielo estrellado. Vio las dos lunas y sonrió.

Había llegado a la esfera mágica.


Capítulo IV

Al fin y al cabo, aquella bufanda le serviría en gran medida.

Lirans permanecía sentado en uno de los escalones de piedra de aquella montaña. El paso por el que habían ido les resultaría ventajoso para ambos.

Si, ambos. Aquella muchacha le estaba dando algunos problemas, pero... ¿Por qué no ayudarla?

-¡Lirans!

La joven de cabellos negros se le acercó bajando los escalones de piedra. Se la notaba tensa, aunque menos que cuando se conocieron.

-¿Qué ocurre, Vanessa?
-¿Cuanto más habremos de subir? Me inquieta este sitio.
-Ya lo se, pero todavía estamos cerca del desierto. -Lirans señaló al cielo, cubierto de nubes de tormenta. -Además, yo preferiría llegar a un lugar donde guarecerme de la lluvia.

La mujer se giró con brusquedad y subió los peldaños con furia. El chico solo sonrió viendo como ella se quitaba la cazadora de camuflaje.

-Esa tormenta no vendrá hasta aquí. Como tu dijiste, estamos demasiado cerca de un desierto. -Vanessa se giró a ver como Lirans se levantaba y la seguía. -Pasará de largo y lloverá en la cima como mucho.
-Como se nota que no eres de aquí...
-Todavía me resisto a pensar que esto es otro mundo.

Otro mundo. Esas fueron las palabras que repitió varias veces ella al despertar.

Cuando Lirans llegó al desierto de las tierras de Nod, lo primero que pensó fue en ir volando hacia las montañas y hablar con los dragones negros. Dragmare ya le había contado lo que sabía y no quería tener que molestar a la gente, así que prefirió ir a ver a sus hermanos de las montañas. Cuando fue a extender las alas, a lo lejos vio una figura humana cayendo al suelo. Corrió hacia ella y descubrió a una muchacha con ropa de camuflaje y la bandera de uno de los países de la esfera mortal. Parecía sin sentido, y deshidratada. Sacó su bota de agua y le echó unas gotas en los labios. Al ver que reaccionaba le dio de beber el agua que tenía. Ella abrió los ojos al terminar de beber.

-¿Estás bien? -Preguntó Lirans con ella aun en brazos.

Ella habló, pero Lirans se dio cuenta de que hablaban distinta lenguas. Una palabra y Lirans volvió a hablarle.

-¿Me entiendes ahora?
-Si...
-¿Estás mejor?
-Si... ahora ya estoy... mejor... -La chica se incorporó un poco, sentándose en el suelo. -¿Quién eres...?
-Puedes llamarme Lirans. ¿Y tú?
-Yo... Soy Vanessa.
-¿Solo Vanessa?
-¿Solo Lirans?

El chico sonrió por la ocurrencia.

-Bien, solo Vanessa. ¿Qué hacías perdida en este desierto?
-No... no lo se.
-¿De donde eres?
-Estados Unidos de América.

Lirans se sentó a su lado. Normal que no entendiera nada la pobre. A veces algún incauto de la esfera mortal llegaba hasta un portal natural como el que él mismo acababa de pasar. Sin embargo, muchos humanos no aguantaban la presión mágica que había al pasar de un mundo al otro, y algunos perdían el juicio, otros podrían llegar a perder la memoria completamente, y en algunos casos, les provocaba la muerte. Pero los humanos con cierta afinidad mágica podían llegar sin problemas al otro lado, aunque claro, sin saber lo que les ocurrió.

Por lo que Vanessa le explicó, su grupo estaba haciendo maniobras en la selva amazónica cuando, por azares del destino, apareció en un desierto ella sola, sin ninguno de los demás miembros del grupo. Durante los dos días que pasó vagando por el desierto estuvo pensando que eso era un tipo de malísima pesadilla, que en cualquier momento despertaría.

Cuando Lirans dejó de explicarle lo que había pasado, tuvo que detenerla para que dejara de pellizcarse.

-¿Estás bien de la cabeza, tú? -Le preguntó al final.
-Estoy mucho más cuerdo de lo que puedes llegar a creer. -Le dijo el rubio dándole un trozo de carne seca que le quedaba. -Sin embargo, pronto podrás estar de nuevo en tu mundo.
-Otro mundo... ¿Cómo puede ser esto?
-Ya te lo he explicado. Este mundo coexiste con el tuyo, pero vosotros nunca lo habéis visto, y mejor que no lo veáis u os pasará como a ti, o cosas peores. -Se levantó y se sacudió la arena. -¿Tienes fuerzas para caminar? Si tengo que abrirte un portal tendremos que salir del desierto.
-Pero... ¿Por qué no abres ese portal, o como se llame, ahora? -La chica se levantó mirándole con el ceño fruncido.
-Muy simple... -Se giró y señaló en la dirección donde había aparecido él mismo. -No muy lejos de aquí, en medio del desierto, hay un portal natural, uno que se creó hace siglos por la propia magia. Si abro un portal aquí, acabarías en tu mundo, si, pero en otro desierto, pues es desde donde vengo yo.

Refunfuñando y molesta, Vanessa se cruzó de brazos y empezó a mirar alrededor.

-¿Y si vamos a esas montañas? -Dijo ella señalando hacia el sur. -Supongo que allí podrás abrirlo.
-Supongo que si... -Dijo él sonriendo y mirando la misma dirección. -Y me ahorra tiempo, ese es el lugar al que voy.
-Pues vamos. ¿A qué esperamos? -Empezó a caminar, pero se detuvo y se giró a Lirans. -¿A qué esperas?
-¿Prefieres ir tú delante, entonces? -Dijo él sonriendo y acercándose a ella.
-¿Por qué no?
-En fin... vamos.

El camino se hizo largo y tedioso, siempre ante las preguntas de Vanessa. Con paciencia, Lirans le explicaba todo lo que querría saber sobre su mundo, pero la hizo callar cuando le dijo que parecía una niña pequeña de ese mundo, preguntando por todo lo básico.

Cuando el desierto fue terminando se encontraron con algunas pequeñas poblaciones, o mejor dicho casas aisladas donde la gente salía a preguntarle si estaban bien o si se habían extraviado. Cuando Lirans les explicó que estaban de viaje para llegar a las montañas, las personas que encontraban les decían que tuvieran cuidado y les daban botas de agua a cambio de unas monedas. Cuando llegaban al final del desierto, el sol empezaba a despuntar, y en la última casa que encontraron una muchacha con camisón rojo les invitó a pasar el día en su casa. Lirans se negó, explicándole que estaban ahí por motivos "más fuertes que el propio sol" y la joven asintió seria y se metió de nuevo en la casa dándole las "buenas noches". Cuando empezaron a caminar de nuevo, Vanessa se colocó al lado de Lirans y le preguntó.

-¿Por qué esa extraña conversación?
-¿Lo de pasar el día en su casa?
-Y... lo de no-se-qué del sol.

Lirans sonrió.

-¿Sabes porqué nos encontramos a gente a estas horas de la noche?
-Porque... ¿Tienen insomnio?
-¿Todos ellos?
-Oye, es tú mundo, tú sabrás.
-Estamos en el reino de Nod. -Dijo él después de reír un poco. -Aquí viven de noche y duermen de día.
-¿Cómo los vampiros de las novelas?
-Exacto, solo que los de Nod no suelen trasformarse en murciélagos.
-¿Me estás diciendo que acabamos de hablar con...? -La chica se puso algo pálida al mirarle como sonreía.
-Oh, si. Todas las personas de este reino son vampiros chupasangres. -dijo riendo el rubio ante la cara de ella. -Pero tranquila, no suelen atacar a los viajeros, y menos después de salir del desierto.
-¿Por qué...?
-Porque tienen pocos alimentos en la sangre.

Ante la naturalidad de Lirans, Vanessa restó en silencio.

Y ahora estaban en el paso de las montañas. Poco a poco fueron subiendo por el camino o por los escalones de piedra, hasta que se detuvieron a descansar.

Lirans sonrió al pensar en la chica. Le recordaba mucho a su hermana. Ambas tenían un carácter fuerte y les costaba mucho pedir ayuda. Y, sin quererlo, se puso a pensar en ella. ¿Conseguiría devolverle su cordura? Aunque, por delante de todo... ¿Sería ella la líder de esa manada?

Sus pensamientos fueron detenidos cuando escuchó un grito desde lo alto de las escaleras. Dio dos saltos para plantarse en lo alto para ver a un hombre agarrando a Vanessa y acercando su boca al cuello de la chica. El rubio saltó de nuevo, sacó su espada y fue directo al cuello del hombre.

Un movimiento, un choque de metales y Vanessa cayó al suelo, Lirans a su lado y el hombre quedó cerca de otras escaleras con una espada negra como la noche en su mano.

-¿Estás bien, Vanessa?
-Si...

Ambos hombres se miraron a la cara. Los ojos azules del rubio contrastaron con los rojos del moreno.

-Solo los vampiros más poderosos salen de día... -Dijo Lirans en guardia.
-Exacto... Pero ella no es uno de nosotros, y tu tampoco... -El moreno agarró con ambas manos su espada. -Parece que hoy tendremos un festín.

El moreno saltó y descargó su golpe, mientras que Lirans lo detuvo y le empujó hacia atrás. Dos golpes y dos choques de acero, y un tercero que hizo que Lirans saltara hacia atrás. La espada del moreno parecía despedir rastros de electricidad.

-Detente, vampiro. -Dijo el rubio. -Estoy aquí con el permiso de uno de los vuestros.
-Bueno... ¿Y qué? Ella no.

Lirans se interpuso entre los otros dos justo cuando el moreno iba a descargar su golpe. Abriendo la mano, agarró la empuñadura de la espada negra y golpeó una fuerte patada en el estómago al contrario. Este se soltó y se alejó un poco en el momento en que las gotas de agua empezaban a caer con rapidez. Lirans saltó e hizo otro corte alto, pero el moreno se agachó justo a tiempo, preparando la espada para dar un golpe fatal.

Un trueno se escuchó justo cuando el moreno dio el golpe fatal. Pero la cabeza de Lirans estaba en su sitio, y el moreno no tenía espada. Esta estaba clavada en el tronco de un árbol.

-Eres un hechicero... -Dijo el moreno caminando hacia atrás. -Tienes una parma mágica de narices.
-Y tu eres un buen guerrero. -Elogió Lirans levantándose. -No esperaba menos de la élite de Nod.
-¿Cómo sabes que soy de la élite?
-Lo supuse, no todos los días ves a vampiros que caminan por el día. -Después de esa frase, Lirans se sacó la bufanda y se la colocó a Vanessa en la cabeza, la cual seguía en el suelo. -Vengo por invitación de Shadow Dragmare para ver a los dragones negros.

El moreno abrió los ojos ante dicho nombre y rió un poco.

-Así que tu eres el famoso Lirans. Mi hermano no dejaba de quejarse porque no llegabas.
-¿Eres el hermano de Dragmare? -Ahora el sorprendido era Lirans.
-Si. Mi nombre es Tarsic. -Caminó un poco y agarró la espada, la arrancó y la guardó en su vaina. -Él nos dijo que te dejáramos hacer lo que creías correcto, aunque yo me negué en un principio. Pero viendo como luchas ahora le entiendo un poco más.

Tarsic se dirigió hacia las escaleras por las que había llegado Lirans y empezó a bajarlas.

-Dale mis disculpas a la muchacha. No se suelen ver mujeres así por estos lares y me exalté.
-Vete al infierno... -Dijo ella levantándose aún temblando.

Ante el comentario, Tarsic fue bajando las escaleras riendo. Luego, la muchacha se giró a Lirans, el cual estaba escribiendo en el suelo unos símbolos.

-¿Qué haces?
-Preparo el portal para que te marches de este mundo. ¿No era eso lo que querías?
-Si pero... ¿No decías que estábamos demasiado cerca del desierto?
-Si, pero era para ver cuanto aguantabas en este sitio, pero desde que llegamos al paso de montaña ya podía haber abierto el portal. -Se levantó sacudiéndose las manos y la miró. -Además, abrir un portal consume bastante magia, y quería reservarla.
-¿Para qué?
-Asuntos personales. -Dijo él llevándola hasta el dibujo que había hecho en el suelo. -Ahora quédate quieta y no hables. Te mandaré a algún lugar civilizado de tu mundo.

Lirans dijo las palabras, el dibujo se iluminó e hizo un único gesto con la mano. Al instante, Vanessa fue absorbida por el círculo mágico dejando únicamente la bufanda de Lirans. Este cerró el portal y agarró la bufanda mientras borraba las runas con el pie. Estaba seguro de que la había mandado a un lugar civilizado cerca de donde debía de vivir, pero claro... Aquel hechizo le había quitado las memorias de los últimos días.

Se colocó la bufanda mojada en el cuello y se giró hacia el paso de montaña. Su viaje llegaría pronto a su fin.


Capítulo V

Los dragones de las montañas de Nod estaban tranquilamente en sus cuevas. Las crías jugaban entre ellas y las no tan crías escuchaban los relatos de los ancianos. Unos cuantos, sin embargo, estaban reunidos algo alejados de la manada.

-¡Esto ya pasa de castaño oscuro! -Gritó uno de los más jóvenes. -Estas son nuestras montañas. ¡Nuestras! ¿Por qué demonios tenemos que dejarles el pico más alto a aquella manada de blandengues albinos?

Murmullos de asentimiento. El joven dragón siguió hablando.

-Durante siglos nosotros hemos dominado este paraje gracias al soberano del reino de Nod, y por tonterías tuyas ahora tenemos a esos allí arriba. -El joven se encaró ante un gran dragón negro. -¡Explícate, Rimzet!

El dragón negro le miró sin inmutarse y dio un único paso al frente. El resto de dragones, excepto el más joven, reculó por instinto.

-¿Por qué tengo que darle explicaciones a un niño como tú? -acto seguido, miró hacia la manada. -No tienes ni idea del porqué hago esto, y aunque te lo explicara, no lo entenderías.
-Pues exijo una explicación. ¡Ahora!

El gran dragón negro se giró hacia él con el ceño fruncido. Los demás dragones dejaron al joven prácticamente solo.

-¿Exiges? Y dime... -Un paso y el joven dragón reculó un poco. -¡¿Quién demonios eres tú para exigir nada?!

El joven dragón supo que había metido la pata hasta el fondo, y se le notaba. Rimzet le miró desde lo alto.

-Lárgate y no te presentes ante mí hasta que sepas apreciar el porqué de las cosas.

Sin embargo, unos murmullos de expectación hicieron que todos se giraran hacia la manada. Allí había un joven rubio con alas de ángel hablando con uno de los más ancianos dragones. Este le señaló hacia el lugar donde se encontraba Rimzet, y ambos se miraron a los ojos.

-Marchaos.
-Pero... ¿Y ese individuo? -Preguntó uno de los allí reunidos.
-Yo hablaré con él. Dejadle tranquilo.

Los dragones negros miraron extrañados a su líder, pero le hicieron caso. No se sabía muy bien lo que ocurrió con el último que osó contradecirle.

Mientras ellos se dirigían a la manada, el ángel se acercó al gran dragón negro. Quedaron frente a frente, sin decir palabras. Cuando estuvieron completamente solos, el rubio hizo una reverencia con la cabeza.

-Mis respetos, líder de los dragones negros de Nod. Soy Orpheus Lirans, hijo de Gaia Lirans, discípulo de Geierth Ton, miembro del clan Eterno y descendiente de los dragones angelicales.

El dragón negro observó con firmeza al joven de alas de ángel, y cuando este levantó la cabeza, fue el turno del negro de agacharla.

-Recibo tus respetos y te doy los míos, descendiente de los Lirans. Mi nombre es Rimzet, servidor del rey de Nod, miembro del clan del Fuego y líder de esta manada de Dragones Negros. -Levantó la cabeza. -Te doy la bienvenida a esta montaña. ¿Qué te trae por aquí, joven ángel?
-Vengo en busca de un grupo de dragones blancos, gran Rimzet. -El rubio miró en dirección a la manada de dragones. -Me habían dicho que usted podría darme el lugar donde estaban.
-Así que vienes de parte de Dragmare. ¿Verdad?
-Así es, señor. -Girándose, Lirans miró con seriedad a su homónimo negro. -Y el asunto no es trivial, que digamos.

El dragón negro le miró con seriedad.

-El grupo que buscas, joven dragón, está en lo más alto de la más alta cumbre. -Rimzet señaló hacia una montaña cercana con la cabeza. -Allí está la manada de dragones blancos, dirigida por una dragona angelical.

Los puños de Lirans se cerraron inconscientemente. Miró a la montaña.

-Así... que está aquí.
-Ten cuidado, joven Lirans. -El dragón negro le miró de nuevo. -Su líder perdió, por algún motivo, la cordura. Y solo está tranquila cuando duerme o come.

Lirans se acercó hacia el borde del lugar donde estaban ambos. Debía ser ella, sin lugar a dudas.

-Gracias por darme esa advertencia, gran Rimzet, pero...
-Pero ya lo sabías. ¿Verdad?

Lirans se giró sorprendido, pero después sonrió.

-Dragmare os ha contado algo. ¿Verdad?
-No, pero ella tiene tu mismo olor. -Rimzet se colocó pesadamente a su lado. -¿Es parte de tu familia?

Se giró hacia la montaña.

-Es... la única familia que me queda... -Cerrando el puño, siguió hablando. -Azalie Lirans, hija de Gaia Lirans... Mi única hermana...
-Algo terrible tuvo que pasar...
-Algún día os lo contaré, gran Rimzet. Ahora... debo ir a su encuentro.
-Espera... -El dragón negro se giró hacia el rubio, y de entre sus escamas sacó un odre. -Tómate un trago antes.
-No suelo beber alcohol.
-Vamos, es whisky de dragón. Esto te hace salir pelo en el pecho.

Ambos se echaron a reír ante la ocurrencia y, cogiendo el odre, Lirans lo destapó. Le echó una olisqueada y se apartó al instante.

-Dale un trago, ya verás.
-En fin, si usted lo dice... -El rubio alzó el odre y el líquido cayó en su boca.

Quemaba como su propio fuego en su garganta. Tosió unas cuantas veces ante la risa de Rimzet.

-Diosas... esto está buenísimo, pero... -Carraspeando, le pasó el odre al dragón negro. -Está muy fuerte.
-Solo para ocasiones especiales. -El dragón bebió un trago y guardó el odre. -Y encontrar a tu hermana es una ocasión especial, amigo mío.

Lirans sonrió y se encaramó al borde, abrió sus alas y de un fuerte salto empezó a volar. Rumbo a lo más alto de la más alta cumbre. Aleteo tras aleteo, su ansiedad crecía a cada metro que ascendía. Debía llegar y devolverle la cordura, pero... Sería difícil.

Atravesó las nubes y, empapado, llego al borde de la cumbre. Allí habían siete dragones blancos estirados, y a lo lejos, un dragón blanco con alas de ángel durmiendo. Era ella.

Comenzó a caminar guardando sus alas, pero un dragón blanco se puso en su camino.

-No aceptamos humanos.
-Apártate del medio. -La voz de Lirans se volvió fría como el azul de sus ojos.
-Lárgate, humano.
-He dicho... -Llamas poderosas envolvieron a Lirans, y cuando le rodearon, salió de ellas un gran dragón blanco de alas de ángel. -¡... Que te apartes del medio!

El grito sumado al gran rugido que emitió hizo que todos los dragones se pusieran en guardia, pero el que estaba delante se apartó ante el poder mágico que se desprendió de él.

Y el rugido también la despertó a ella, la cual rugió en respuesta. Lirans alzó el vuelo en dirección al cielo, y justo cuando la dragona blanca fue a volar, un enorme chorro de fuego salió de la boca del joven dragón, envolviéndola completamente. Los dragones blancos miraron a su líder extrañados, y abrieron los ojos aún más cuando el fuego se deshizo mostrando a una joven de ropajes verdes y alas de ángel. A su alrededor había humo de color rojo, y con los ojos inyectados en sangre miró furiosa al gran dragón blanco que bajaba. Poco a poco, este también regresó a su forma humana.

-Ahora que vuelves a ser humanoide... Arreglemos esto como se merece. -Lirans se puso en guardia sin su espada, guardando las alas y mirándola fijamente. -Aunque tenga que hacerte daño... pienso devolverte la cordura.

La muchacha gritó y se lanzó hacia él. Los golpes se sucedieron rápidamente, dominando en un principio la joven pelirroja con sus rápidas patadas, pero las fintas del rubio y las manos de este detenían y esquivaban cada uno de sus ataques.

En el momento en que dio un puñetazo, Lirans agarró el brazo y de un fuerte tirón la lanzó hacia el suelo. El golpe fue potente, pero del propio impulso ella le alzó hacia el cielo. Abrió los brazos y en sus manos se crearon dos esferas eléctricas, y desde el suelo mandó a Lirans dos rayos desde sus manos. El primero pudo esquivarlo, pero el segundo le dio de lleno en el pecho, haciéndole caer de bruces al suelo. La chica se levantó y voló hacia él, pero al levantarse, ahora eran los ojos de Lirans los inyectados en sangre.

-¡Fuego de Tempestad!

Los brazos de Lirans se encendieron como teas ardientes, y un potente chorro de llamas salió en dirección a la chica. Esta solo se detuvo y abrió las alas, y de un salto esquivó las llamas, apuntando con la mano al rubio. Este abrió la mano y ambos soltaron un potente rayo que hizo explosión en el lugar donde se cruzaron empujándolos a ambos hacia atrás. Jadeando, el chico se secó el sudor con la manga. Sus ojos volvían a estar normales.

-Sabes que odio que me den ahí... -Extendió sus brazos y de ellos empezó a surgir una esfera blanca. -Veamos que pasa cuando uso tu elemento...

La esfera blanca empezó a soltar rayos de color negro mientras Lirans recitaba el hechizo. Ella estaba quieta, y cuando la bola mágica estaba formada, rodeada completamente de relámpagos negros, empezó a correr. Lirans fue en su dirección con el hechizo entre las manos.

Ambos saltaron, y el gritó.

-¡Trueno Blanco!

Un potente haz de luz blanca salió de los rayos negros de sus manos en dirección a la muchacha. Sin embargo, ella aleteó un poco más y esquivó por poco el cilindro blanquecino. En ese descuido, en una de las manos de la chica salió una esfera luminosa de color negro, la alzó y la lanzó al rubio. Este la vio venir, pero la recibió de lleno, deshaciendo el cono albino y reteniendo los rayos negros en sus manos. Ella cayó al suelo, y corriendo se dirigió a él para darle el golpe de gracia.

Pero Lirans abrió los ojos, juntó las manos y los rayos negros se juntaron en la esfera negra que antes le había tirado. Ella saltó hacia él, pero él fue más rápido lanzándole la esfera a modo de cono oscuro. La chica recibió el golpe de lleno y cayó unos metros atrás de espaldas. Jadeando, el rubio cayó sobre una de sus rodillas viendo como los dragones blancos se apartaban o empezaban a volar fuera del lugar.

-Por favor... que estés desmayada...

Pero la súplica de Lirans no fue escuchada, y sentándose en el suelo, la chica se sacudió la cabeza y le miró con aquellos ojos inyectados en sangre. Ambos se levantaron.

-Sigues tan decidida a no perder como de costumbre... -Con una sonrisa, Lirans se puso en guardia de nuevo. -Veamos hasta cuanto dura esa determinación. ¡Alas Heréticas!

Los pies de Lirans se iluminaron levemente, y de un rápido movimiento se plantó delante de ella. Un puñetazo en el estómago y una patada la tiraron hacia atrás, pero el siguiente golpe lo esquivó.

-¡Te voy a despertar aunque sea por las malas, Azalie!


Capítulo VI

Poco a poco, unos pasos se escucharon desde el borde del precipicio. La manada de dragones negros se giró a ver al intruso, pero en seguida bajaron la cabeza en señal de respeto. Incluso los más jóvenes sabían quien era él. Pasó al lado de ellos sin decirles ni una sola palabra, y se dirigió hacia donde estaba el líder de la manada.

Rimzet miraba al cielo, a la cumbre donde debían estar los dragones blancos. Notaba el ambiente mágico que de allí surgía y no se dio cuenta de que había alguien a su lado hasta que este habló.

-¿Ha llegado ya?

El dragón se giró y miró al recién llegado, y haciendo una reverencia, volvió a mirar al cielo.

-Si, majestad.
-Parece que están peleando.
-Así es, y no es una pelea sencilla.
-Lo se... Pelear contra los de tu propia sangre siempre es duro. -El hombre se rascó un momento la cabeza y miró al dragón. -Dime... ¿Qué te ha parecido él?
-Un joven prometedor. -Contestó enseguida el dragón. -Más si se rodea de poderosos guerreros.
-Espero que esté un tiempo en Nod. Quisiera que conociera a los demás.
-¿Acaso no les conoce?
-Solo conoce a Tarsic, y fue por una casualidad. -Mirando al dragón con una sonrisa, se señaló el cuello. -Estuvo a punto de decapitarle en un par de movimientos.

El dragón soltó una pequeña carcajada y miró al rey.

-Buena la tuvo que armar, majestad.
-Te tengo dicho que me llames por mi nombre, Rimzet. -Dijo enfadado y cruzándose de brazos el hombre, pero miró hacia el cielo. -¿Qué es eso...?

Ambos miraron, y desde la cumbre vieron como empezaban a bajar los dragones blancos. Uno de ellos cayó en la planicie donde estaba la manada de negros, y estos le rodearon. Parecía un ejemplar mayor, y bastante fatigado. Rimzet y el rey se acercaron a él y fue el líder de la manada el que habló.

-Dime. ¿Qué está ocurriendo allí arriba?

El dragón le miró, pero no tenía fuerzas ni para rugir. Abrió un poco la boca para que salieran sus palabras.

-Nuestra líder está luchando contra alguien igual a ella.
-¿Y por qué habéis dejado a vuestra líder sola? -El dragón parecía enfadado. -¿Tan poca lealtad le tenéis?
-En lealtad no nos gana nadie. -Dijo enfadado el albino. -Pero... el dragón que llegó es peligroso... Y si están luchando los dos, podíamos salir heridos. Hay dos hembras en nuestro grupo que esperan crías, no queremos que pase nada malo.
-¿Cuanto falta para que nazcan las crías? -Preguntó el rey.
-Poco... no aguantarían un viaje largo.
-Diles a tus compañeros que vayan a las montañas del oeste. -Dijo Rimzet. -Allí podrán parir tranquilamente. Están las matronas de nuestra manada y no os harán ascos.
-¿Por qué hacéis esto? -Preguntó el blanco levantándose.
-Seamos de la raza que seamos, seguimos siendo hermanos. Una vida pequeña nunca debe ser desperdiciada. -Rimzet se giró junto con el rey para dirigirse a su punto de observación. -Después podéis iros de aquí.

El dragón blanco alzó el vuelo y se alejó de ellos, pero dos de los dragones negros más atrevidos decidieron acompañarle.

Ambos, dragón y rey, miraron al cielo, donde aparecían cada cierto momento alguna explosión, algún rayo o algunas llamas.

-No tardarán mucho. -Dijo el rey.
-No...

Arriba, mientras tanto, Lirans agarró del cuello de la camisa a la chica, y le dio un puñetazo en el estómago que la tiró hacia arriba, seguido de otros tantos golpes. Sin embargo, ella le agarró uno de sus brazos y le dio una poderosa patada en la cara que le hizo caer al suelo. Cuando él miro hacia arriba, ella le acababa de lanzar dos esferas de fuego. Lirans abrió los brazos gritando un conjuro, y una esfera azul le rodeó deteniendo el fuego. Ella bajó a su mismo nivel, y fue rauda hacia el rubio, el cual abrió su barrera y agarró las dos manos de la chica.

-Cinco años... ¡Cinco malditos años buscándote! -Una patada en el mentón y ella se soltó, y Lirans le agarró de las piernas, dándole vueltas. -¡Y no voy a irme hasta que vuelvas a ser tú misma!

La soltó y le lanzó un hechizo eléctrico gracias al mismo impulso. Ella chocó contra la pared, dejando un hueco significativo, y al mirar se encontró con el rayo. Tapándose con las alas, el rayo se fundió entre sus plumas y saltando se posó en el suelo. En las manos de ella aparecieron rayos de color blanco y una esfera negra. Lirans le miró y recitó su conjuro, rodeando sus manos de rayos negros y en sus manos de una esfera blanca.

-¡Ya está bien de tanta tontería! -Gritó él extendiendo las manos. -¡Sabes que esto va a ser peligroso!

La chica extendió sus brazos hacia delante, y ambos gritaron como si fuera un rugido. Un cilindro blanco rodeado de rayos negros salió de nuevo de las manos de Lirans, mientras que de las manos de su hermana salía un hechizo completamente opuesto: un cilindro negro con rayos blancos rodeándolo. Ambos hechizos se golpearon creando una explosión.

Ambos se miraron. Las llamas de los brazos de la chica volvieron a surgir, mientras que Lirans levantó su guardia.

-No pensé que tendría que usar una terapia de choque tan fuerte...

Los brazos del rubio también se rodearon de llamas, pero estas llamas se tiñeron de un negro extraño. Poco a poco el fuego le rodeó por completo. La pelirroja le lanzó el hechizo de sus manos, pero estas llamas estallaron al hacer contacto con las llamas negras. Por primera vez, la dragona pareció dudar.

-¡Esto me duele más a mí que a ti, Azalie! -Juntando las manos, las llamas se arremolinaron en las palmas. -¡Pero no hay otra opción! ¡Sal, Dragón de Llamas Infernales!

Las llamas se condensaron y salieron a chorro formando la figura de un gran dragón con esas llamas formando su cuerpo. El dragón abrió las fauces en el mismo momento en que la chica abrió un escudo mágico. Los colmillos, la boca y el propio dragón hicieron que la esfera mágica se levantara del suelo. Volando, el hechizo se dirigió hacia el suelo con la esfera siendo empujada por él, y al tocar esta el suelo se escuchó como un cristal romperse y un grito desgarrador que se escuchó allá donde estaba la manada de dragones negros.

-¿Eso han sido...? -El rey miró al dragón preocupado. -¿Llamas del infierno?
-Es muy posible... -Rimzet no le miró. -Pero estoy más preocupado por aquel grito. No parecía humano...
-Pero para usar esas llamas... el que haya sido debe haber usado gran parte de su reserva de magia.
-Ha sido el muchacho. -El rey abrió los ojos, y el dragón le miró. -Se necesita estar totalmente cuerdo y tener un gran dominio de ese hechizo para poderlo usar, y la líder de aquellos dragones estaba algo... loca. ¿Recuerdas?

Jadeando y desprovisto ya de las llamas negras, Lirans esperó a que la humareda se disipara manteniendo la guardia. Dio un paso, otro más, y corrió hacia donde había el pequeño cráter donde ahora estaba desmayada su hermana.

-Maldita sea... -El rubio se agachó y levantó un poco a la chica. Esta no reaccionaba. -¿Por qué siempre has de ser tan testaruda...?

Con la otra mano sacó de su bolsillo la piedra lapislázuli de la Señora del Bosque, la Lágrima de Sirena, y la colocó en su frente, dejándola estirada lo máximo posible. La mano de Lirans se iluminó con una tenue luz verdosa, y la aplicó en la gema que se iluminó levemente.

-Maldita sea... No pienso perderte... no ahora...

La luz verde salió con fuerza, y la piedra resplandeció en un chorro de luz azul. Pareció como si de la joya saliera una capa de agua que cubrió la frente de la chica y, lentamente, desapareció como si la piel la absorbiera.

Lentamente, Lirans abrió los ojos de la chica con sus dedos, y después suspiró aliviado.

-Ey... ¿Necesitas ayuda?

Al girarse, se encontró con el hombre que hablaba con Rimzet y a este mismo fuera del cráter.

-Me iría bien encontrar algún lugar donde descansar, Dragmare. -Dijo Lirans sonriendo. El vampiro se golpeó en el pecho.
-Déjame eso a mí.


Capítulo VII

Rimzet aleteaba con tranquilidad por el cielo con Dragmare y Lirans en su espalda, y en los brazos de este último iba la muchacha pelirroja totalmente inconsciente.

-Me sorprendió que usaras las llamas infernales, Lirans. -Dijo el vampiro. -Había oído rumores de que era un hechizo únicamente de los dragones angelicales, pero no creí que lo vería hoy.
-El hechizo lo creó nuestra rama. -Dijo el rubio agarrando fuerte a la muchacha. -Sin embargo, no todos los dragones angelicales pueden usarlo.
-Solo los que tengan como elementos básicos el fuego y la oscuridad. ¿Verdad? -Preguntó Rimzet riendo. -Es irónico que seas un dragón angelical si uno de tus elementos es la oscuridad.
-No es tan raro, al fin y al cabo, la oscuridad en sí no es maligna. -Explicó Lirans encogiéndose de hombros.
-Este tipo cada vez me cae mejor. -Rió Dragmare.

El dragón negro empezó a sobrevolar las casas más cercanas a las montañas, aquellas que, horas antes, Lirans había visto junto a la mujer de la esfera mortal. El rubio y el vampiro hablaban tranquilamente mientras el dragón volaba sin prisa. Cuando Dragmare le explicaba a Lirans que era el rey de Nod, la ciudad estaba varios metros bajo ellos.

Descendiendo, Rizmet se dirigió al gran castillo del reino. Las plataformas preparadas para que descendieran tales seres estaban en las paredes con portales que llevaban a grandes habitaciones o salones. El dragón negro se dirigió a una de las plataformas más altas, plantándose en ella con cuidado. Una muchacha con vestido de doncella se les acercó y, haciendo una reverencia les hizo saber que la habitación estaba preparada.

Dragmare bajó el primero dándole las gracias a la mujer y le dijo que llamara a algún curandero. Rimzet ayudó a Lirans a bajar junto a su hermana y el rubio se dirigió al aposento acompañado del vampiro. La luz de la luna iluminaba la estancia y varias llamas mágicas de un color azulado daban vida al oscuro lugar. La doncella abrió la cama, de tétrico estilo pero con unas buenas sábanas y un mullido colchón. Entre ella y Lirans colocaron a la chica y la taparon.

La muchacha se marchó, y Dragmare se acercó al rubio.

-¿Cuánto tiempo lleva en estas tierras? -Le preguntó el dragón.
-Algo así como cinco años... -Dijo el vampiro en voz baja. -Un día se abrió un portal en el cielo de Nod y apareció ella, dirigiéndose al bosque del norte. Rimzet se dirigió a dialogar pero...
-Le atacó. -concluyó el rubio.
-Rimzet tiene mucha experiencia, y de alguna manera llegaron a unas tablas. -Dragmare miró al dragón negro posado en la plataforma. -Al poco tiempo se juntaron alrededor de tu hermana algunos dragones blancos, los que viste ahí arriba. Dieron varias vueltas entrando y saliendo de los límites de Nod hasta que se posaron en las montañas cerca de la manada de Rimzet.
-Allí donde los encontré. -Repitió Lirans.

El vampiro asintió.

-Por algún motivo, le pedí a Rimzet que los tuviera vigilados. -Explicó Dragmare. -Pero entonces estalló la guerra y muchas veces tenía que estar fuera de aquí.
-Y entonces me puse en contacto contigo.
-Así es. -Metió las manos en sus bolsillos. -Realmente fue una sorpresa. Y un alivio. Un día desapareció una de mis espadas más preciadas. Poco tiempo después me la mandan desde la Torre Negra, y al tiempo llega esa dragona. Y cuando pensé que pronto llegaría la batalla entre mis dragones negros y los dragones blancos, llegas tú buscándola. Como si lloviera sangre. ¿Entiendes lo que quiero decir?
-Puede ser... -Lirans sonrió, pero miró hacia la cama. Un gemido desde ella y un movimiento de ropas se escucharon. -Está... despertando...
-Anda, vete a ver a tu hermana. -Dijo con una sonrisa Dragmare.
Caminó veloz, casi corriendo, viendo como ella se incorporaba frotándose la cara. Cuando se detuvo a su lado se arrodilló a su lado. Ella se apartó un momento la mano de la cara y se la miró como si fuera la primera vez. Sus ojos verdes estaban atónitos, y se movía con lentitud mirando a todas partes, hasta que se detuvo en el rostro de su hermano. Los ojos verdes de ella se volvieron llorosos.

-Bienvenida de nuevo...

La mano de la chica se dirigió hacia el rostro de él, como si estuviera muy lejos. Cuando le tocó, las mejillas se le llenaron de lágrimas.

-Her... mano...

Dragmare dejó a los dos solos en el momento en el que él agarró la mano de la chica, la tiró hacia él y la abrazó. Ella empezó a llorar llamándole por su nombre una y otra vez, y él no dejaba de decirle que ya había terminado, que ya volvían a estar juntos.

Cinco años habían pasado desde que ella perdiera la cordura y se alejara de él. Cinco años buscándola desesperadamente por las esferas mortal, mágica e infernal, removiendo cielo y tierra para encontrarla.

Porque sabía que estaba viva en algún lugar, y él la encontraría.

EL FIN... Y EL COMIENZO DE UNA GRAN AVENTURA.

Guerrero Gris

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Estudiante de Psicología, escritor en ratos libres, creador de juegos de rol cada tanto, padre de familia, aficionado a los videojuegos, Ásatrù. Bastante por hacer. ¿No?

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