Montañas de Xián

Hace mucho que no escribo en este blog, pero necesito desahogarme de algunas cuantas cosas, y este es mi sitio personal para hacerlo, aunque no lo lea casi nadie.

Son las 14:17 y tengo ganas de matar a patadas a alguien.

Llevamos con problemas en la conexión desde hace tiempo. ¿Motivo? No lo sabía, pero hoy he decidido ponerle punto y final a los problemas. Llamo a la compañía, y empezamos a solucionar el problema. Un problema que afecta a toda esta casa, toda esta familia.

Y empiezan los problemas con una niñata que tengo como hermana.

No he hablado nunca, pero existe un nuevo fenómeno que todos conoceréis que son los "tecnozombies". Este apocalipsis zombie es diferente al que estamos acostumbrados a ver por la tele, el cine, los videojuegos o las novelas. Son hombres y mujeres, niños y niñas de todas las edades que están enganchados al teléfono móvil. Que si Wassap (o como se escriba), que si Internet, que si esto, que si lo otro... lo único que hacen es estar enganchados al móvil, y se ponen histéricos si no pueden saciar su "hambre" de móvil.

Y eso es lo que es mi hermana: Una Tecnozombie.

Ha empezado a gritar porque, mientras estaba solucionando ese problema de Internet, ella iba a perder la conexión de su teléfono. Gritos, insultos, amenazas, vamos, que la chica del servicio técnico ha tenido que flipar en colores. Que si tenía que hacer cosas, que si tenía que hablar con alguien. Vamos, tiene conexión por tarjeta, conexión Wi-Fi y ordenadores con conexión por cable, y encima se enfada porque no puede usar el teléfono.

Millones de años de evolución para que pasen estas cosas. ¿Dónde ha quedado la educación?

Recuerdo que en el pasado podías castigar a la gente que no mostraba un mínimo respeto por los mayores, sean padres, abuelos o hermanos. Ahora parece que tiene que ser al revés, que los mayores tengamos que temer a los jóvenes.

Yo solo digo una frase que un guerrero le dijo una vez a un luchador: No amenaces a alguien más fuerte que tú, puedes llevarte una sorpresa.

Estoy harto de la situación en la que está metida esta familia. Hoy he tenido que recurrir a toda mi fuerza de voluntad para no enseñarle cuatro cosas a la estúpida que tengo como hermana, y ahora mismo por la tensión estoy temblando. Como decía Homer J. Simpson: Ganas de matar aumentando...

La cosa viene de tiempo atrás. Una niña, acostumbrada a que los padres siempre le dieran lo que quería. No es una historia tan extraña. ¿Verdad? Esa es la historia de mi hermana. La historia de muchas hermanas, hermanos, hijos e hijas actualmente en este país. Eso deriva en complejo de superioridad, en que se crea que puede hacer lo que le venga en gana, en una persona egoísta, histérica y egocéntrica, que solo sabe hacer daño a quienes les rodea. Son como un monstruo que lo devora todo y nunca está satisfecho. Y por encima de todo, no se dan cuenta de su problema, porque como siempre han sido mimados nunca han sido castigados debidamente... y cuando los padres deciden hacerlo, al final resulta infructuoso.

Ha pasado una hora desde que empecé esta entrada y ha ido a peor.

Ahora, ha obligado a mi madre a teñirla, después de todo el griterío y toda la parafernalia. Empieza la sesión de tinte, y cuando mi madre va a cortar el pelo estropeado, empieza a gritar, a insultar, a amenazar otra vez, diciendo que su pelo es sagrado, que quién se cree mi madre para cortarle el pelo. Y todo eso amenizado con golpes a MI puerta. Juro por Odín que he estado a punto de salir a enseñarle cuatro cosas, pero puede que las Valkirias me tocaran para no hacerlo. Como estoy mal del pecho, he tenido que hacer algunos movimientos de respiración y relajación para evitar ponerme más tenso de lo que ya estaba, y aún ahora tengo ganas de enseñar la educación "a la vieja usanza", algo que me enseñaron a mi pero parece que a ella no le ha venido a la mente nunca. Cuanto bien hubieran ido un par de ostias cuando era necesario...

Estoy harto de todo esto. Harto del carácter de mi hermana, harto de la tecnología que ha proporcionado los tecnozombies, harto de todo esto. Si me tocara el premio que el americano aquel consiguió, que fueron 223 millones de dólares, desaparecería completamente de esta casa.

Eso sería lo primerísimo que haría.

Nulla è reale, tutto è lecito.