Montañas de Xián

Este hombre era mi abuelo.

Octavio Molina León, nacido en Abril del 1931 en Tetuán, Marruecos. Padre de cinco hijos. Abuelo de 10 nietos. Bisabuelo de 3 bisnietos. Este hombre siempre tuvo una voluntad férrea y alegre ante todo, siempre haciendo bromas y esperando que todos rieran con él. Era mi abuelo, y se ha marchado.

El Domingo 3 de Marzo, alrededor de las 2 de la madrugada, la Pálida Dama finalmente se lo ha llevado. A veces ese maligno espíritu hace las cosas bien. Mi abuelo llevaba años enfermo. Lo último que le descubrieron fue un cáncer de hígado, y no podía ser tratado porque si lo era, todo lo demás que tenía le atacaría al mismo tiempo.

El Sábado 2 de Marzo mi abuelo tuvo una hemorragia en el esófago de tal magnitud que los médicos dijeron que si tenía otra, no saldría de esa. Y no salió. La Pálida Dama se lo llevo de la mano y ahora, al menos, se que ya no está sufriendo.

Mi abuelo era una gran persona. Siempre tenía tiempo para sus nietos. A mi, por ejemplo, siempre que iba de pequeño jugábamos con las espadas de madera que él mismo hacía, y siempre que he necesitado algo así, con solo decírselo me lo ha hecho.

Se que está mal que lo diga, pero a su velatorio vinieron partes de la familia que no eran bienvenidas. Y me refiero a mis primos mayores. David y Gerard. Hijos del hermano más mayor de mi padre, el cual se divorció de su esposa, y ellos (mis primos) se apartaron de toda la familia Molina. Es más, tuvieron la desfachatez de decir que no hablaban con su padre "Porque él no les llamaba". Aunque se que a mi abuelo le hubiera gustado verles, pues como me ha dicho mi abuela, él decía que por muy estúpidos y por muy desgraciados que fueran, seguían siendo carne de su carne. Así pues, yo no dije nada. Me tragué las palabras en un evento que bien merece la pena tener si no respeto hacia la familia, respeto hacia aquel que ha partido.

Esta entrada es para decir lo siguiente: "Hasta la Vista, Baby", porque mi abuelo no querría que le dijera algo triste. Mi abuelo era de la broma, como dije anteriormente, y por eso mismo, me despido con una broma. Hasta la vista, baby, hasta que nos veamos de aquí a muchos, muchos años, abuelo.